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Catástrofe panista

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Estas líneas son escritas en la víspera de que el Tribunal Federal Electoral dictamine los argumentos presentados por la oposición para que se anule la elección a gobernador en el estado de Coahuila, intentando revocar la condición de gobernador electo de Miguel Ángel Riquelme Solís, por ello no se abunda más en este comentario.

Lo que sí está ya en plena agenda, es el anuncio de la supuesta renuncia al Partido Acción Nacional que hoy presentará la exprimera dama, la abogada Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe de Jesús Hinojosa.

Este hecho que podría suceder hoy, no es sino el colofón de la pugna insalvable entre el grupo calderonista que mora dentro del PAN, donde destacan los senadores Ernesto Cordero y Javier Lozano, quienes han preferido pronunciarse a favor del pre candidato presidencial José Antonio Meade, que en favor de Ricardo Anaya, presidente de Acción Nacional y muy probable candidato del recién creado Frente Ciudadano por México, compuesto por el Partido de la Revolución Democrática el partido Movimiento Ciudadano y el propio PAN.

Ricardo Anaya sin duda ha jugado con la circunstancias y con los huecos que ha dejado la ley para poder arrebatar la nominación de su partido como candidato a presidente de México. Anaya obtuvo la presidencia del PAN bajo el cobijo de su antecesos, el chihuahuense Gustavo Madero, al que pronto traicionó y sacó del protagonismo que había tenido en su estado. Madero, una vez relegado, no le quedó otra que irse a refugiar a su estado natal merced del triunfo de su corregionario Javier Corral a la gubernatura. Quizá ese factor terminó por permitirle a Anaya deshacerse de su último mentor.

Un factor más que permitió a Ricardo Anaya posicionarse como lo está, sucedió en el pasado verano de 2016, donde su partido se alzó con importantes y hasta sorprendentes en algunos casos triunfos electorales a nivel gubernatura. Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Aguascalientes y Durango, fueron estados que producto de aquellas elecciones, son ahora gobernadas por el PAN, arrebatándole el poder vía democrática al PRI. Ese hecho y hasta el debate que sostuvo aquel domingo electoral hace ya más de dos años con el dinosaurio priista Manlio Fabio Beltrones a quien arrasó, colocó a Anaya en los cuernos de la luna.

Esos hechos, la propia elocuencia con la que cuenta el joven presidente del PAN, su preparación académica y la fortuna económica de su familia fueron factores que han ido incrementado el poder real del apodado "Joven Maravilla" que ante tales circunstancias, ha visto para sí hacerse de la candidatura presidencial valiéndose de cualquier cosa para ello, como la utilización mañosa de los tiempos oficiales de su partido en medios electrónicos para posicionar su imagen, tal como tanto le critica él a Andrés Manuel López Obrador.

Por supuesto que se le pueden hacer más señalamientos a Anaya, de lo que no se le puede acusar es de tonto. El señor sin duda es brillante, basta verlo donde está, aunque lo haya logrado en ocasiones traicionado y haciendo trampa.

Lo grave del problema es que sus contrarios en el PAN son de la misma ralea. Cuando gobernó Calderón el sexenio pasado, tanto Javier Lozano como Cordero, fueron hombres cercanos al entonces presidente, quien a diferencia de su antecesor Vicente Fox, quien no se metió en su partido, el segundo quiso hacer del PAN una sucursal de su gobierno, uso que no estaba en ese entonces en el ADN panista. Ahora los senadores Calderonistas se quejan que en su partido ejercen prácticas que ellos solían practicar. Obvio ahora ya no les gusta.

Habrá que ver si Margarita Zavala en verdad renuncia para el domingo registrarse como independiente, lo que sería una apuesta de perder-perder. Ellá haría el ridículo electoralmente el año entrante, pero su salida sin duda condenaría al PAN a la derrota.

Parece que esa tradición panista de destruirse mutuamente ha llegado a su cenit, a esa costumbre, habrá que agregar las mañas que tanto criticaron, como las del Peje o la de los senadores Cordero y Lozano, que pactan y transan con el PRI en vez de ser fieles a su presuntos principios políticos que deberían estar en su partido. En fin, parece que estamos viviendo otro episodio de una nueva catástrofe panista.

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