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Gobernando hasta el final

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Gobernando hasta el final

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ENRIQUE IRAZOQUI

Nadie puede ni debe ser ajeno a los daños materiales y humanos que ha causado el sismo del pasado 19 de septiembre en el centro del país. La Ciudad de México, los estados de Morelos (lugar donde se encontró el epicentro del temblor de 7.1 grados en la Escala Sismológica del Magnitud del Evento) Puebla y Oaxaca sufrieron primero la angustia y terror del propio movimiento sísmico para luego de que éste concluyera, darse cuenta del los daños que había causado. Respeto y solidaridad son actitudes que deben tomarse ante esta situación de nuestros hermanos mexicanos que siguen padeciendo los daños y más aun aquellos que hoy guardan duelos por los suyos que murieron.

Los provincianos no afectados por el terremoto lo más que podemos hacer es acercarnos a algún centro de acopio y aportar víveres para los damnificados o medicinas y artículos varios para la ayuda al rescate de quienes todavía permanecen bajo los escombros, o bien, para el auxilio de miles que hoy tienen que vivir en albergues o en plena calle.

Sin embargo, la vida local continúa. Y si uno observa, un extraño suceso está aconteciendo en este tiempo entre las elecciones y el cambio de gobierno. Por una parte a nivel estatal, es en el mundo político conocido, que una vez que se determina quién es el gobernador electo, la estrella del gobernador actual languidece inmediatamente. Una vez que el electo tiene su constancia de mayoría en mano, la suerte del saliente cambia, aun cuando todavía detente el poder.

Consecuencia de este efecto, la agenda oficial del gobernador que termina tiende a disminuir por prudencia. Qué feo para un gobernante que ha gozado de más de 5 años de los reflectores y ser la estrella central de concurridos actos, acudir a celebraciones desangeladas y apenas con puñado de los asistentes que antes solía encontrar en ese tipo de eventos.

Todavía debe ser más difícil notar que las llamadas, mensajes y peticiones de citas han disminuido de manera sensible. El final de la detentación del poder está próxima y ya está a la vista quien habrá de ejercerlo.

El extraño suceso es que esto no está sucediendo en el estado de Coahuila. Aquí la mano del gobernador Rubén Moreira todavía se siente con fuerza. Su cuerpo de colaboradores son meticulosos para que el entorno del mandatario estatal permanezca tal cual se vivió antes de las elecciones sucesorias y aun cuando exista un gobernador electo (impugnado, señalarán sus opositores)

Se pueden tomar varias lecturas de este fenómeno coyuntural para que esto esté sucediendo. Uno podría decirse que como la oposición ha hecho un esfuerzo para persuadir a la sociedad que la anulación en inminente, es motivo que el gobernador electo Miguel Riquelme Solís no haya atraído los espacios que su investidura merece. La segunda lectura es que como el PRI del sureste del Estado, particularmente la capital Saltillo (territorio natural del gobernador Moreira), le dio muchos más votos en todos sentidos a los que Torreón le obsequió (de donde es oriundo el gobernador electo) los grupos políticos capitalinos cobrarán factura y esto de alguna manera hace que Riquelme Solís se vea obligado en futuro inmediato a pactar con ellos por obvias razones. Esos grupos por ahora son más Moreiristas que Riquelmistas, y eso puede ser un factor para que la luz del todavía gobernador siga brillando con intensidad.

La tercera lectura es una apuesta más simple: Rubén Moreira se aferra a no dejar ningún resquicio de poder y hace y decide todo lo que está a su alcance para que esto así sea, lo que no está claro es si el gobernador electo es condescendiente con esta actitud de su futuro predecesor o si Rubén simplemente no quiere plegarse a las reglas no escritas de la convivencia entre gobernador en funciones y gobernador electo.

Los días descubrirán si este tercer supuesto es verdadero o una mera suposición, porque en el caso que así sea, será interesante ver qué actitud tomará Riquelme Solís, si continúa siendo indiferente y dejando espacios que en la cultura política mexicana le corresponden, o si este extraño fenómeno es motivo de un distanciamiento de un todavía poderoso gobernador mandante que no cede y un electo que no le queda más remedio que apechugar hasta que asuma el puesto el próximo primero de diciembre. Lo que en es un hecho que es Rubén gobernará hasta el final de su mandato en sentido amplio de la palabra.

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