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Sismos: algunas sugerencias

GERARDO ESQUIVEL

En menos de dos semanas México fue afectado por dos sismos de gran magnitud: uno de ellos, el del 7 de septiembre, fue el más fuerte del que se tenga registro en los últimos 100 años en el país (8.2 grados) y causó importantes daños en los estados del sur del país; el otro, ocurrido con pasmosa coincidencia en un 19 de septiembre, fue de menor magnitud (7.1 grados) pero, debido a su localización, causó importantes pérdidas humanas y materiales en la zona centro del país. En ambos casos la reacción de la ciudadanía fue extraordinaria. Ha sido maravilloso ver a miles de jóvenes, adultos, e incluso niños, acudir a contribuir de muy diversas maneras en estos momentos. Los centros de acopio a los que acudí o por los que pasé se veían siempre con mucha afluencia, tanto de donantes como de voluntarios organizando lo recibido. La sociedad mexicana estuvo, una vez más, a la altura de las circunstancias. Los gobiernos, tanto el federal como el de la Ciudad de México, reaccionaron mejor que en 1985, pero aun así pronto se vieron rebasados por la ciudadanía.

Es obvio que los sismos continuarán. México se encuentra en una zona altamente sísmica y debemos estar preparados para ello. También es claro que hubo lecciones del 85 que aprendimos muy bien: el caso de la alerta sísmica y de los simulacros son un buen ejemplo de ello. Hay otras cosas, sin embargo, en las que creo que podemos mejorar. A continuación, planteo algunas modestas sugerencias. No soy especialista en temas de Protección Civil, pero mis recomendaciones se basan en lo observado en los momentos posteriores a la emergencia. Espero que alguien las encuentre útiles.

-Debe haber un mecanismo de coordinación entre los gobiernos locales y el sector hospitalario privado para que en una situación de emergencia todos los hospitales funcionen como hospitales públicos. Es cierto que muchos hospitales privados de la Ciudad de México abrieron sus puertas con generosidad, pero es importante que esto sea el resultado de una política pública y que no dependa de la buena voluntad de los propietarios. Así, cualquier persona herida podría ser trasladada sin dilación al hospital más cercano, independientemente de su condición de aseguramiento. Esto no necesariamente implica que los hospitales ofrezcan sus servicios de manera gratuita, ya que podrían establecerse mecanismos de reembolso financiados por los gobiernos locales o por el Gobierno federal. Es, si queremos verlo así, una especie de mecanismo de aseguramiento colectivo frente a una situación de emergencia o de desastre.

-Los gobiernos locales podrían establecer bodegas estratégicamente distribuidas en las que se haga acopio de los elementos más necesarios en caso de una emergencia. Esto no sólo implica bebidas y alimentos, los cuales pueden ser recopilados más fácilmente mediante contribuciones individuales o corporativas, sino materiales menos evidentes o más difíciles de conseguir como medicinas, material de curación, guantes de carnaza, cubrebocas, palas, picos, seguetas, arcos, polines, extinguidores, etcétera. Esto también podría incluir acuerdos con las empresas que venden este tipo de bienes para que provean de manera inmediata este tipo de productos a las zonas más cercanas a sus instalaciones que así lo requieran (aunque posteriormente podría reembolsárseles).

-Se debe levantar un censo entre las organizaciones del sector público, privado o social que puedan contribuir de manera inmediata (ya sea mediante donaciones, préstamos o incluso rentas) con equipo más especializado y menos fácil de conseguir tales como plantas de luz, grúas, material de construcción, etcétera. Este censo debería estar georreferenciado para su distribución inmediata a las zonas que así lo requieran.

-Se debe realizar un registro de empresas u organizaciones que puedan contribuir (ya sea mediante donaciones o a través de un servicio reembolsable) con transporte rápido, eficiente y seguro a distintas zonas del país. Existen empresas que, por la naturaleza de sus giros, cuentan con flotillas de trailers o de camiones de carga, así como de conductores especializados, que pueden mover rápidamente enormes volúmenes de productos de una ciudad a otra. Aquí, por supuesto, pueden incluirse a las aerolíneas, que podrían transportar de manera inmediata a personal y equipo médico o productos voluminosos que sean difíciles de transportar por otros medios.

Twitter: @esquivelgerardo

Correo: [email protected]

(Economista)

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