Honores. Fue reconocido por su compromiso y trayectoria. (CORTESÍA)
El anterior obispo de la ciudad y ahora administrador apostólico, José Guadalupe Galván, fue nombrado como "Lagunero Distinguido 2017" por parte del Club Rotario de Torreón. Rodolfo Silva Rosales, presidente del Club, resaltó que el comité lo eligió por su entrega y compromiso con la región.
"Todos lo aprobamos. Nos fijamos en una persona que beneficie a los más necesitados, que dedique su tiempo y a veces hasta que ayude con sus recursos económicos. En el caso del obispo vimos que él andaba en los ranchos, incluso a nosotros como rotarios se nos unió cuando llevamos sillas de ruedas, pañales o despensas a comunidades", mencionó el presidente.
A pesar de ser originario de Nuevo León, José Guadalupe Galván fue adoptado por los laguneros debido a sus obras caritativas y por estar al frente de la Diócesis de Torreón, la cual abarca a cinco municipios de la Comarca Lagunera: Torreón, Matamoros, Francisco I. Madero, Viesca y San Pedro.
"Enviado por el Papa Juan Pablo II como tercer obispo de la Diócesis de Torreón, llegué a esta tierra cálida, como el corazón de sus moradores, el 14 de diciembre de 2000. Inmediatamente me sentí acogido, como en mi propia casa", dijo Galván.
Ante una ola de aplausos, el monseñor recibió este premio agradeciendo al Club Rotario y al público presente. "Recibo este reconocimiento en nombre de muchas mujeres consagradas en la vida religiosa que en hospitales, asilos de niños y de ancianos, centros educativos, cárceles, colonias y pueblos marginados, han puesto en el centro de su vida el amor y servicio al prójimo", respondió.
SEMBLANZA
El 21 de agosto de 2016, don José Guadalupe cumplió 75 años de vida, y tal como lo marca el Derecho Canónico, presentó su renuncia como obispo de la Diócesis de Torreón al Papa Francisco. Actualmente tiene 52 años de vida sacerdotal y 23 de ministerio episcopal.
Como obispo ha tenido la oportunidad de colaborar cercanamente con los papas San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco. El nueve de septiembre de 2017, éste último aceptó su renuncia y lo nombró como administrador apostólico de Torreón.