No es broma, lo que requiere con urgencia el presidente Enrique Peña Nieto son dos acciones inmediatas:
La primera es practicarse un examen de la vista para darse cuenta de los desastres políticos y sociales que privan en el país, ya no los naturales que esos sí los conoce muy de cerca.
La corrupción ahoga a los mexicanos, pero no por culpa del ciudadano de la calle, sino de los funcionarios de todos los niveles cuya voracidad por enriquecerse raya en lo monstruoso.
Ahí tenemos el maligno caso del socavón en el Paso Exprés de Cuernavaca, a dos meses de ocurrido sabemos que hubo irregularidades en el manejo de 1,034.4 millones de pesos, prácticamente la mitad del presupuesto de 2,213.5 millones de pesos utilizados en construir la vía de 14.5 kilómetros.
Lo que todavía no conocemos es como se repartieron el apetitoso pastel -o cuando menos la mitad del mismo-entre autoridades federales, estatales y contratistas.
El nivel de violencia sigue incontenible, las matanzas en lugares públicos como bares, estaciones de autobuses y centros comerciales están a la orden del día. Nadie se siente seguro en México.
Es cierto, la economía ha repuntado, pero de nada servirá una recuperación si no se controla al monstruo de mil cabezas conocido como crimen organizado. Son los delincuentes quienes han infiltrado a los cuerpos policiacos en buena parte del país.
Según el Instituto para la Economía y la Paz, los homicidios en el 2016 significaron para México un costo de casi un billón de pesos, es decir una quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB).
Llevamos más de diez años con un alto nivel de violencia e inseguridad y no vemos para cuando cederán tales índices.
La segunda recomendación para Peña Nieto es contratar -en serio-a un asesor deportivo, especialmente de beisbol para que le enseñe a batear las bolas fáciles.
No es posible que con todo el cochinero que ha salido del socavón siga en funciones el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, quien ya demostró ser ineficaz para supervisar obras de envergadura como el Paso Exprés.
No queremos ni imaginar la danza de millones que ya bailotean alrededor de la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, cuya inversión inicial andará sobre los 115,000 millones de pesos. Nada que ver, pues, con los 2,213 millones del Paso Exprés.
Senadores, diputados, dirigentes de partidos y no se diga el pueblo en general, han exigido por todas las vías posibles la salida de Ruiz Esparza, quien se ha convertido en un cadáver pestilente para el gobierno de Peña.
Seguramente en México tenemos infinidad de expertos de la comunicación y el transporte con vasta calidad moral y la trayectoria profesional suficiente para relevar al titular de la SCT. ¿Por qué se ha tardado tanto el primer mandatario para batear tan inofensiva recta?
Ni que decir de la relación con el gobierno de Estados Unidos. Desde que se cometió el craso error de invitar a Donald Trump a México como candidato, es hora que no se conecta un buen batazo.
Por suerte el inquilino de la Casa Blanca ha perdido fuerza en su país por sus torpezas, resbalones y excentricidades. Pero aun así cuantas veces puede golpea duro a nuestro país como recién ocurrió con la cancelación del programa DACA que ha dejado en el limbo a 650 mil jóvenes mexicanos.
¿De qué sirvió nombrar como canciller a Luis Videgaray, supuesto amigo de Jared Kushner, yerno de Trump? ¿Por qué dejarse intimidar por las amenazas de romper el TLC cuando sabemos que los más beneficiados han sido los norteamericanos?
A Peña Nieto le quedan todavía quince meses en el poder, si no toma con firmeza las decisiones adecuadas y las que la ciudadanía le pide, será mejor que renuncie antes que se complique más el horizonte político y social del país.
Sabemos que la posibilidad de que dimita un presidente en México es bajísima, pero no imposible si la sociedad mexicana lo exige con fuerza e insistencia.
Mantener en el país a un mandatario tan impopular e ineficaz es un riesgo enorme ante las embestidas internas y externas que vivimos. Como bien lo dijo en su momento Alejandro Martí: "si no pueden, renuncien".
Apunte final
Apple volvió a sorprender con el lanzamiento de sus celulares de altísima calidad. Además de los iPhone 8, la compañía pondrá a la venta la versión más sofisticada de los smartphones, se trata del iPhone X que en México costará 26,999 pesos y que sin duda se venderá como pan caliente porque será un símbolo de estatus y modernidad. Ya lo veremos.
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