EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Persona

YAMIL DARWICH

En esta entrega le invito a que dialoguemos sobre nosotros, las personas: ¿cree que cuidamos a nuestra mente y cuerpo?

Pareciera que no es así y que el posmodernismo nos ha llevado a descuidar nuestras particularidades como personas.

Hay verdaderas influencias negativas en la sensibilidad, impulsadas por la conveniencia del consumismo, atacando a uno de nuestros componentes básicos: la necesidad del gregarismo, vivir en sociedad.

Hoy, comunicarnos en persona, van haciéndonoslo menos necesario; de hecho, muchos de nosotros tenemos largos períodos sin saludar a familiares, aunque nos comuniquemos con ellos por medio de los novedosos smartphones.

Usted sabe de amigos, incluso ubicados en el otro extremo del planeta, por medio de programas computaciones que le ofrecen la opción de verlos y escucharlos instantáneamente -cosa buena- pero el contacto físico lo habrá perdido y los estudiosos del tema no están muy seguros de que sea lo mejor para su ánimo, el espíritu.

La relación entre personas va cambiando y cada vez, curiosamente, se va "despersonalizando".

Observe a un grupo de jóvenes -en una cafetería, por ejemplo- y verá que están sentados juntos, pero cada cual con su teléfono atento a eventos que se suceden a la distancia; el colmo: de necesitar comunicarse, posiblemente lo hagan por medio del watsApp. ¿Será lo más sano?

Somos mente y cuerpo y requerimos de cuidar nuestra parte material que sirve como puente de unión entre nuestro espíritu y el exterior haciéndolo por medio de los sentidos corporales conocidos.

Por otra parte, necesitamos alimentar a nuestra psique y lo debemos hacer a través de los medios que estableció nuestro cuerpo, utilizando el del contacto físico corporal; la mirada directa a los ojos del otro o escuchar a las personas de viva voz, es lo que nos mantiene sensibles ante el prójimo y en estos tiempos no siempre es así.

Sabemos que los grandes cambios que se dieron con la revolución intelectual de 1968, que nos legó más libertades, entre ellas la sexual. Incluya mayor igualdad y liberación femenina, así como el respeto por las diferencias con las minorías y eso es grandioso, sólo que hemos permitido nos manipulen, dándole mayor importancia al erotismo, descuidando el amor.

Un viejo y extraordinario comediante, el argentino Juan Verdaguer, desde los años setenta ya preveía tales acontecimientos y refiriéndose a la reproducción decía que -"seguramente, en pocos años podrá ser en forma artificial, aunque yo preferiré hacerlo a la antigüita"-. ¿Usted qué elige?

Las personas nos nutrimos de amor y si perdemos la comunicación y nos sumergen en la sensualidad tratando de borrar el sentimiento, seguramente dejaremos de serlo.

Aquellos interesados en quitarnos la libertad a través de manipular nuestra sensibilidad, -especialmente la sexual- saben que acabar con el amor y promover el temor -con la motivación al individualismo y el consumismo- les ganará esclavos para que sigan produciendo riqueza que sólo ellos aprovecharán; si acaso, dejarán "escurrir" algunos beneficios, sólo los absolutamente necesarios para evitar una revuelta.

¿Piensa que estoy dramatizando?; si así es, le pido la oportunidad de su reflexión a este Diálogo.

Los esclavistas saben que es a través del erotismo -eliminando en lo posible el amor- podrán controlarnos. Por favor revise lo emitido por los medios de comunicación masiva y haga consciente el manejo que nos hacen del sexo; nos mantienen permanentemente estimulados -clínicamente en estímulo sexual efectivo- haciéndonos desear poseer para sentirnos -ilusamente- poderosos.

Al respecto, filosofando sobre el tema, Octavio Paz dice: "Lo escandaloso es que nadie se escandalice; hemos entumecido nuestros resortes morales"; también: "La modernidad descarriló al cuerpo y la publicidad lo ha utilizado como propaganda". Eso es parte del proceso de despersonalización.

El ataque a la constitución del ser humano -cuerpo y mente- no es casualidad, sino interés de mantener la productividad mundial y la conexión necesaria que tiene con el consumismo. Obligarnos a trabajar para producir y comprar.

El proceso es simple: desee sólo la material para sentirse "persona", luego trabaje o consiga el recurso -delinquiendo de ser necesario- para comprar, y entrado en el círculo de la productividad, endéudese -esclavícese- para seguir teniendo, deseando, queriendo más.

Ese un trabajo sistémico que están haciendo con nuestros jóvenes, quitándoles los constituyentes de persona; haciéndoles desear, erotizándolos, alejándolos del amor y acercándoles al deseo con temor.

Estimular sexualmente -erotizar- se ha transformado en el principal motor de la mercadotecnia inmoral, esa que va contra la sociedad y las personas que la constituyen; nosotros requerimos de la libertad; de hecho, no somos verdaderamente seres humanos si no vivimos en ella.

De nuevo le cito a nuestro Premio Nobel Paz: "La confiscación del erotismo y el amor por los poderes del dinero es apenas un aspecto del ocaso del amor, el otro es la evaporación de su elemento constitutivo: la persona".

Usted ¿qué piensa?

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Diálogo

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1370950

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx