La polémica por el arranque del proceso de entrega-recepción del gobierno de Coahuila continuó ayer. Mientras que el gobernador electo, Miguel Riquelme (PRI), defendió la legalidad del proceso, el opositor PAN acusó que el inicio de la transición de poderes es una simulación para distraer la atención.
Ayer, un día después de la primera reunión con el gobernador Rubén Moreira sobre la entrega-recepción, Riquelme dijo que el proceso no es ilegal y que sería irresponsable no iniciarlo por el pleito legal que se sigue en los tribunales por el resultado de la elección.
Comentó que de acuerdo con la Ley Electoral tiene su constancia de mayoría que la ganó "con votos el pasado 4 de junio, por lo tanto, hay mucho trabajo por hacer y no podemos perder tiempo".
Incluso dijo que a inicios de septiembre proyecta hacer un viaje de promoción económica a China, pues empresarios de allá se interesan en Coahuila en el ramo automotriz y de las telecomunicaciones.
Mientras tanto, el líder estatal del PAN, Bernardo González, dijo que el inicio de la transición es una simulación para distraer la atención ciudadana de las irregularidades detectadas en el proceso electoral.
"Moreira y Riquelme serán en su momento juzgados por cada uno de los delitos cometidos, aquí no es Venezuela, la anulación es inminente", dijo.
Por su parte, el diputado electo Marcelo Torres, del PAN, dijo que "Rubén Moreira ya se descaró, sabe que su abierto apoyo a la campaña del PRI les va a costar la nulidad de la elección y, en consecuencia, no les importa cuidar las apariencias".
Ayer siguió la polémica por el inicio del proceso entrega-recepción en Coahuila.(ARCHIVO)
