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No nos los merecemos

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

¿Hasta dónde es justo que se culpe a los ciudadanos por los malos gobiernos? ¿Es verdad absoluta eso de que "los pueblos tienen los gobiernos que merecen"? Esa afirmación, ¿no termina sirviendo de gran pretexto que justifica toda la ineficiencia y corrupción voraz que caracteriza a muchos de nuestros gobernantes?

En la actualidad los ciudadanos contamos con diversos mecanismos que nos permiten, al menos, enterarnos de las corruptelas cometidas por malos servidores públicos, funcionarios, legisladores, magistrados, dirigentes partidistas y líderes sindicales, entre otros. Lo sabemos, porque, aunque de manera ciertamente limitada, los mecanismos de transparencia funcionan. ¿No han surgido dichos mecanismos de la constante presión que llevan décadas haciendo las organizaciones ciudadanas?

Es verdad que la mayoría de quienes incurren en actos de corrupción quedan impunes, lo que ha contribuido a que se genera la percepción de que la transparencia no sirve más que "para hacer corajes"; pero ¿dónde estarían ahora Granier, Gordillo, Villarreal o Duarte, en un contexto de total opacidad?

Sin duda que esos y otros individuos pisaron la cárcel más por razones políticas que jurídicas, sin embargo, estas últimas allí estaban sirviendo, aunque sea, de excusa para castigar a algunos de los que merecen ser sancionados. ¿No significa que se han dado algunos pasos en el sentido correcto y todo ello gracias al esfuerzo constante de muchos ciudadanos? Por supuesto, los resultados serían más contundentes con una mayor participación; pero ¿es eso realmente posible?

De acuerdo con el Iinegi, 35 por ciento de la población mayor de 15 años en el país cuenta con algún tipo de rezago educativo (no sabe leer ni escribir o no concluyo su educación básica). Si hablamos de aprovechamiento, entonces resulta que cinco de cada 10 estudiantes que han aplicado la prueba PISA de la OCDE, tienen el nivel más bajo en lectura, matemáticas y ciencias y sólo uno por ciento alcanza el nivel superior. ¿Está la totalidad de los mexicanos en condiciones reales de participar? ¿Y quién es el responsable de la educación en este país?

Hoy como nunca los ciudadanos deben estar de parte de los ciudadanos, lo que significa que tienen que ser muy cuidadosos ante las expresiones que descalifican la lucha de un individuo o grupo contra lo que consideran un abuso de poder. Quiero decir que, si no vamos a apoyar -lo que no es de manera alguna obligatorio- por lo menos no nos pongamos abiertamente en contra de quien está reclamando sus derechos.

Más importante todavía: hay que defender las causas los que no tienen voz porque se las han negado aquellos que prefieren tener a la mayoría sumida en la marginación y la ignorancia. A los que prefieren dar dádivas en vez de educar; a quienes los problemas de los ciudadanos sólo les preocupan cuando les van a pedir un voto; a los que llegan a los cargos pensando cuánto se van a enriquecer, a ellos es a los que hay que culpar; son ellos los que se han aprovechado de su condición y de verdad que no nos los merecemos.

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