Diferencias en la grafía de una palabra
Hay palabras que por su misma naturaleza se prestan a confusión. No es lo mismo consumar un matrimonio que consumirlo. Consumar es llegar al fin de la realización de algo, mientras que consumir es usar algo hasta que se acaba, y puede ser también destruir o extinguir. O sea, que la diferencia es enorme aunque en la palabra resida sólo en el cambio de una letra.
Aunque a alguien le pueda parecer muy obvio, hay quienes le dudan a las palabras ay, hay y ahí, sobre todo a la hora de escribirlas. Aclaremos pues que "ay" es una interjección, una exclamación que generalmente denota dolor o aflicción; "hay" es una forma del verbo haber, mientras que "ahí" es un adverbio que equivale a "en ese lugar". Para hacer evidente la diferencia entre estos tres vocablos, hicimos esta frase: ¡Ay! Ahí en ese agujero hay muchas ratas.
La palabra cónclave originalmente se refiere a una junta de cardenales de la Iglesia Católica, aunque ya se hizo extensiva a cualquier reunión de personas. La palabra puede usarse como grave o como esdrújula, es decir, conclavé o cónclave y se origina en la expresión latina "cerrado con llave", porque generalmente se refiere a una reunión "a puerta cerrada".
Otras dos palabras cuya diferencia en la grafía - es decir, en la forma de escribirse - es mínima, pero en cuanto a la semántica, que es la que estudia el significado de las palabras, la diferencia es notoria. Me refiero a un cortocircuito y a un cortacircuitos. El cortocircuito es un circuito que se produce accidentalmente por contacto entre dos conductores de polos opuestos y suele ocasionar una descarga, mientras que el cortacircuitos es ese aparato que automáticamente interrumpe el flujo de corriente eléctrica cuando ésta es excesiva o peligrosa.
Las señoras se quejan del marido que está viendo el futbol, le da un trago enorme a su cerveza y luego suelta un estruendoso eructo con el que hace que "retiemble en sus centros la tierra". Eso tan repugnante es eructar, expeler con ruido por la boca (insisto: por la boca) los gases del estómago, mientras que un volcán no eructa, sino que erupta, no arroja los asquerosos gases estomacales, sino que lanza por una grieta o abertura en la corteza terrestre, materia sólida, líquida y gaseosa, que suele venir en estado de incandescencia, es decir, ardiendo y chamuscando todo lo que se encuentra a su paso. Bueno, hay también volcanes tranquilos, pero los más deslumbrantes son los que están activos y son terriblemente destructivos para las poblaciones cercanas.
Así, los que andamos siempre con la lengua en la boca, refiriéndome a los que nos dedicamos especialmente al estudio de la lengua como sinónimo del idioma, estamos optando por decir y escribir cenit o cénit, que es la intersección de la vertical de un lugar con la esfera celeste, por encima de la cabeza del espectador. Lo curioso del caso es que el cenit es lo mismo que el acimut, pero se cambió de nombre porque unos copistas se equivocaron al transcribirlo. O sea, que la palabra acimut, la copiaron mal y le pusieron cenit, y el nombrecito se le quedó.
También, le quiero señalar que es lo mismo trasladar que transladar, (con la n o no, dentro), como es lo mismo íbero que ibero, mahonesa que mayonesa, pero no istitución que institución. Si a la institución le quito la primera n, los académicos me van a poner un "tache".
ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: [email protected].
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
En muchas partes, he escuchado la palabra jurgunear con diferentes significados. ¿Cuál es el verdadero significado de esta palabra? ¿Realmente existe?
RESPUESTA:
El verbo jurgonear o jurgunear es un modismo. Los modismos nacen del habla opular y no están regulados académicamente.
Reflexión para terminar: Los pleitos no durarían tanto si la culpa no estuviera más que en una de las partes. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA Por: Juan Recaredo
