EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Podredumbre institucional

Consinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

¿Es posible que de instituciones podridas surjan instituciones sanas? Si se observa con atención lo que está ocurriendo con el Sistema Nacional Anticorrupción y con los Sistemas Estatales, pareciera que la respuesta a esa interrogante es negativa. Ni los titulares de los Ejecutivos federal y de los estados ni los Congresos están poniendo de su parte para construir un marco legal e institucional que sea verdaderamente útil para frenar la corrupción. Son expertos en simular y con el Sistema Anticorrupción están dando cátedra de eso.

No puede decirse que no hay avances, por supuesto que los hay. Sin embargo, éstos son mínimos si se les compara con lo que hace falta para combatir con alguna probabilidad de éxito ese monstruo de millones de cabezas que es la corrupción. Lo que los gobiernos están dispuestos a ceder, no se parece por mucho a lo que hace falta para determinar la estructura reglamentaria y organizativa de los Sistemas Anticorrupción.

El sistema podrido nos ha enseñado a conformarnos con lo alcanzable y a no luchar por lo que debería ser. Hoy tanto la federación como las entidades aspiran a que la ciudadanía observe como una ganancia las migajas que han arrojado tras de sí. No pueden o no quieren comprender las razones por las que la exigencia ciudadana no se detiene; ni se explican porqué ahora los ciudadanos les exigen la pieza del pan completa.

La historia ha colocado a los mexicanos en dos lados de la mesa muy diferentes: los muchos llevan años siendo víctimas de la ineficiencia y de los malos manejos de las autoridades; los pocos tienen ese mismo tiempo beneficiándose de manera directa o indirecta de las prácticas corruptas y presumen su vida opulenta en la cara de los muchos. Mientras éstos ya no resisten más estar del lado perdedor de la mesa, los pocos protegen su posición a costa de lo que sea. Se trata, sin embargo, de una mesa que ni siquiera debería existir. No tendría que haber división alguna entre usufructuarios de la corrupción y víctimas de la misma, simplemente porque no tendría que haber corrupción.

Somos testigos, sin embargo, del desesperado intento de quienes hoy ocupan el poder por seguir saqueando de manera impune las arcas de la nación. Pero, una parte de los ciudadanos se ha activado para impedirlo. Son admirables los esfuerzos de ciudadanos que, de manera organizada, han decidido luchar para romper la lógica de los corruptos. Se abren así pequeñas grietas para la esperanza. Frágiles, en la medida en que no se sumen más personas a su causa y en la meda en que el cortoplacismo se apodere de ellos, los impaciente y termine por doblegarlos.

Pero aquí, lo más difícil será vencer la profunda desconfianza que el sistema ha generado, no sólo para con las instituciones sino también en relación a los otros ciudadanos. Más tarda un ciudadano en manifestar su descontento por alguna situación, que la gente en el poder en catalogarlo de "partidista", de estar "defendiendo sus propios intereses" o de "traer una agenda oculta". Y no son pocas las personas que, de manera comodina, caen en el garlito y comienzan a cuestionar las buenas intenciones de quien protesta, propone y, con toda razón, demanda.

Vivimos en tiempos de podredumbre institucional; de lo podrido sólo puede salir más putrefacción. A México le queda la vía de la participación ciudadana para sobreponerse; pero, los podridos intentarán por todos los medios echar a perder eso también. Los ciudadanos que se han activado seriamente para combatir la corrupción necesitan ser reconocidos y apoyados por el resto de los habitantes honestos de este país; de lo contrario, todos habremos perdido.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Consinsentido

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1358348

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx