EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Lecciones electorales y defensa propia

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

Tras los procesos electorales del cuatro de junio, ¿qué lecciones quedan?

La más obvia: que nuestro sistema electoral, sus instituciones y mecanismos, son insuficientes para dotar de ejercicios verdaderamente democráticos. Los Institutos Electorales, tanto el INE como los Organismos Públicos Locales Electorales, son incapaces de dar un mínimo de certidumbre y confianza a los procesos, lo que se agrava en contiendas cerradas como las que tuvimos en Coahuila y en el Estado de México. Además, los partidos y sus candidatos, así como muchos ciudadanos bienintencionados y otros muchos que no lo son, contribuyen a minar la poca credibilidad que le queda a esos institutos.

Debemos aprender, además, que tener elecciones limpias, en las que verdaderamente se exprese la voluntad de cada ciudadano, no depende de "reformas electorales". Por el contrario, esos cambios lo único que han traído es mayor enredo, más confusión y más suciedad a los procesos, que además nos cuestan mucho más. Así es que, por favor, ya no le muevan por ahí, ya sabemos lo que pasa.

Hay también lecciones para los partidos políticos. Para el PRI, más allá de sus posibles triunfos, lo cierto es que el tiempo a su maquinaria se le está agotando. Cada vez son más los que toman la dádiva, pero se las arreglan para votar por otro partido. Además, sus condiciones para operar con holgura son cada vez más escasas, con una mayoría ciudadana que no sólo no vota por ellos sino que los repudia. Sembrar odio -y eso fue lo que hicieron y siguen haciendo muchos priistas con sus declaraciones y sus actitudes- a la larga no es ningún buen negocio.

Para los otros partidos es importante que comprendan que "anti-priista" no significa "panista" o "perredista" o "morenista"; incluso en el caso de Morena, necesitan entender que el "anti-morenismo" es tan o más fuerte que el "anti-priismo", con razones o sin éstas, y que lejos de culpar a otros por esa realidad, deben trabajar arduamente en demostrar a quienes los adversan que están equivocados y que no hay porqué tenerles miedo.

Otra lección, derivada de las anteriores: como no existe la segunda vuelta electoral, la única vía para generar ventajas amplias, que otorguen triunfos electorales a quienes estén en la oposición (y esto incluye al PRI en las entidades en donde no gobierna), es presentando candidatos de unidad que luego deriven en gobiernos de coalición. Pero, más allá de las victorias, es el único camino de fomentar condiciones mínimas de gobernabilidad, hoy no otorgadas por triunfos que no alcanzan ni el 40 por ciento de los sufragios.

Finalmente, para los ciudadanos, la gran lección es que la democracia no son las elecciones. Si toda esa energía post electoral se aplicara con frecuencia a lo largo de todo el año; si esa gente que sale a protestar por los resultados, saliera para reclamar agua potable, pavimentación y demás servicios públicos, nuestra realidad sería otra muy distinta a la que tenemos, consecuencia de nuestra pasividad y nuestro desinterés por la política.

Dado que ni las autoridades ni los partidos aprenderán sus lecciones, porque son encima de todo tercos y soberbios, nosotros sí, hagamos lo que nos toca: es en defensa propia.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Con sinsentido

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1349310

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx