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Semejante desastre

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Vaya que fue una noche larga la del pasado domingo y lunes 5 del presente. La jornada electoral histórica en Coahuila se desenvolvió en lo que respecta al funcionamiento de las casillas electorales, con relativa paz.

Miles de coahuilenses acudieron a las urnas a sufragar. Se tuvo una aceptable participación que osciló entre el 60 %. Las angustias vinieron casi al cumplirse las 18 horas del domingo, cuando el PRI coahuilense llamó a conferencia de prensa y el candidato Miguel Riquelme se proclamaba vencedor. Mero madruguete.

Apenas unos minutos después, el panista Guillermo Anaya Llamas hacía lo propio y también se proclamaba vencedor de los comicios, lo cual lo hizo, como el tiempo lo demostró, sin datos fehacientes, se trataba ahora de competir mediáticamente.

Corrían las horas de la noche del domingo y desde entonces empezaba ya el desastre de operación del Instituto Electoral de Coahuila, que no proporcionaba datos sólidos que le permitieran a los ciudadanos informarse con veracidad de como avanzaban los conteos de los votos.

Además, en la televisión se podía mirar como las instituciones electorales de los estados de Nayarit, Veracruz y el colosal Estado de México (elección que merece comentario aparte) sus respectivas autoridades correspondientes dieron cuenta con oportunidad de los resultados de la jornada. Las principales alcaldías del estado de Veracruz las ganó la alianza de PAN- PRD, dejando en segundo lugar a Morena y enviando a un tercer sitio al PRI; Nayarit, que desde las encuestas ya se tenía un claro puntero, confirmó al PAN como ganador de la gubernatura. Hasta el Estado de México, donde se estaba librando la madre de las batallas por su tamaño, el Instituto Electoral del Estado de México -IEEM- dio a conocer que su conteo rápido daba como puntero al candidato del PRI, Alfredo del Mazo, que resultó a la postre preciso.

No así en Coahuila, con un Programa Preliminar de Resultados Electorales - PREP- lento y que además al amanecer del lunes decidió suspenderse con sólo contabilizadas el 71 % de las casillas y sobre todo, con la puntada de dar a conocer en la madrugada un conteo rápido que daba ventaja a Guillermo Anaya, lo único que generó el Instituto Electoral de Coahuila fue confusión, y más allá de eso, provocó una tremenda sospecha de complicidad.

La mañana del lunes pasado, ante la ineptitud del PREP, el candidato del PRI tenía a través de su red las actas en la mano, y con ello sabía que tenía más votos que su rival panista. Anaya en tanto, decidió dar la pelea de manera mediática, en su cuartel sabían que ese dos por ciento de ventaja que anunció del IEC en el conteo rápido, se había esfumado.

Estas circunstancias, entre el torpe proceder de la autoridad electoral coahuilense y la claridad que el PRI y los suyos como siempre hacen sus consabidas trampas (acarreo, compra de votos de manera directa o reteniendo credenciales, y los etcéteras que quiera respetado lector agregar) permitieron la creación de un frente sin precedentes: 5 de los 7 contendientes a gobernador se unían para desde su punto de vista defender el voto.

José Ángel Pérez, Armando Guadiana, Javier Guerrero y Lucho Salinas flanquearon a Anaya en su lucha por la defensa de su supuesta victoria. La única candidata que no se unió fue Telma Guajardo, multicitada con anterioridad como una comparsa, lo que a la fecha se demostró.

Las manifestaciones simultáneas en Saltillo y Torreón de este singular frente no tienen precedentes. Sin embargo, ayer le IEC computó de manera oficial y ratificó el triunfo para Miguel Riquelme, quien obtuvo 482,891 votos, que representan el 38.19 % del total de los mismos. Anaya computó 452,031 votos para un 35.75 %, arrojando una diferencia de 30,860 votos y una distancia porcentual de 2.44 %. Se espera que pasado mañana Riquelme reciba su constancia de mayoría y sea declarado gobernador electo. Se abrirá entonces el proceso judicial que buscará la anulación de la elección. Habrá que verse.

Por lo pronto, hay un responsable de esta exacerbada crispación, y éste es el Consejo de Instituto Electoral del Coahuila, que ha manejado las cosas de tal manera que generó suficientes elementos para que se sospeche de un fraude, haciéndole un flaco favor al ganador, que con una diferencia de 30 mil votos, lo que menos necesitaba era ese ambiente de incertidumbre que creó el IEC con su ineficiencia. Por el bando contrario, recibir la noticia que en un conteo rápido estás adelante por 2 puntos y terminas perdiendo por 2.44 %, sólo te puede orillar a pensar que la autoridad está de la mano con tu rival y que se prestó a que se hiciera trampa.

Yo pienso que el IEC estuvo rebasado, falto de capacidad y que mucho daño nos ha hecho con su proceder en una elección cerrada. Por mínimo decoro, el consejo de ese instituto debería ser removido al término legal de este proceso, o al menos la persona que preside este organismo tan importante, Gabriela de León debería dar un paso al costado debido al semejante desastre causado.

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