— Franklin D. Roosevelt
Querido lector: ¿cómo te sientes respecto a la recta final de las campañas? Al momento en que atiendas estas líneas estaremos en la denominada veda o período de reflexión previo al día de las elecciones. Nunca el silencio fue tan placentero.
Aquí se rompió una taza y cada quien para su casa hasta bien entrado el domingo cuando regresen el barullo y los gritos.
Sin importar el ámbito donde te desempeñes, sé que terminaste agotado del circo, maroma y teatro propios de una democracia joven, imperfecta y algo chusca como lo es la nuestra. En vez de irse sofisticando, evolucionando en sus procesos y volviéndose asequible para los ciudadanos, en ocasiones el ejercicio democrático parece irse alejando de ellos.
Algo estamos haciendo mal cuando por un lado fomentamos ejercicios y proyectos de participación y fiscalización ciudadana y, por el otro tratamos de evadirnos de lo que ocurre en el país. Dicha dicotomía y bandazos no son sanos.
Nos ha faltado constancia, y ante todo consistencia, a la hora de involucrarnos y asumir nuestra tarea ciudadana. Entre la queja y el activismo cibernético de sillón, de ahí a verdaderamente recuperar a las instituciones y hacerlas nuestras, existe un salto abismal que no hemos querido o sabido dar.
Sé también que tus pronósticos sobre el resultado de este domingo son un auténtico albur. He de confesarte que también los míos. Tenemos y hemos contemplado múltiples escenarios pero no necesariamente certezas, porque la política mexicana se ha vuelto muy difícil de leer hasta para quienes se dedican a ella.
De lo que sí estoy seguro es que con sus virtudes y defectos, las campañas significan un mal necesario y el acudir a las urnas a votar es una obligación ciudadana. Cuando gana el abstencionismo, a la larga todos perdemos.
Para nuestro infortunio colectivo, Estado de México, Coahuila, Veracruz y Nayarit -con las particularidades propias de cada caso- serán apenas una probadita empacada en probeta de laboratorio. Lo fuerte está por venir, hacia septiembre, cuando inicie la contienda del 2018. Mi sugerencia respetuosa es que tomes aire y procures descansar.
Cada día, en el mejor de los casos, somos bombardeados por tres o cuatro encuestas que aventuran diferentes resultados. Hoy es muy difícil creer ciegamente en ellas. También, a modo de prueba especialmente en Coahuila, vivimos una andanada de difusión de noticias falsas. Ya no se diga de las opiniones y análisis del círculo rojo, los ociosos de café, los afectos a la rumorología, periodistas, expertos, políticos y pitonisas de la alquimia electoral.
De lo que estoy cierto es que como pocas veces en la historia moderna, lo que ocurra el domingo impactará e influirá no sólo en la configuración de fuerzas e intereses rumbo al 2018, sino también en la estabilidad de nuestro futuro personal y colectivo. Por ello, ante la importancia de lo que está en juego, te pido encarecidamente que si vives en cualquiera de los cuatro estados que tienen proceso electoral hagas propia la campaña #NoMemes…¡y vota!
Si no lo haces, si evades tu responsabilidad, después no te quejes ni de los malos políticos ni de los magros resultados.
Nos leemos en Twitter y nos vemos por Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto
