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Schopenhauer: del pesimismo irracionalista al arte del buen vivir

FRANCISCO JAIME

Schopenhauer es reconocido universalmente como uno de los más grandes filósofos del siglo XIX, cuya influencia fue decisiva en Nietzsche y se extendió igualmente a Freud, Jung, y Wittgenstein entre otros destacados filósofos. Arthur Schopenhauer nació en Danzig, actual Gdansk, Polonia el 22 de febrero de 1788 y murió en Frankfurt, Alemania en 1860. En 1819 apareció su obra capital "El mundo como voluntad y representación", la cual aunque pasó desapercibida en aquel momento, proponía una interpretación del mundo y de la vida humana sorprendente de por sí y, en ciertos aspectos importantes, opuesta a las interpretaciones que ofrecían los grandes idealistas, a decir de F. Copleston (Historia de la Filosofía, vol. VII, Ariel, p.207). Siguiendo al historiador antes citado, existen, en efecto, algunas semejanzas entre el sistema de Schopenhauer y el de los idealistas, pero su autor que nunca medía sus palabras, sentía un inmenso desprecio por Fichte, Schelling y Hegel, sobre todo por este último, del que se consideraba su mayor adversario, y estaba convencido de que sólo él podía proporcionar la auténtica verdad a los hombres.

Un párrafo que aparece en una de sus obras, resume con gran economía el pensamiento de este gran filósofo alemán. Se afirma aquí, que una concepción pesimista y lúcida es la característica del pensamiento de Schopenhauer, el mundo en sus diversos órdenes y en el inmenso conjunto diversificado de sus seres, es manifestación y efecto de la voluntad, ser absoluto, substancia única e interna de todo. Este mundo es un campo de batalla donde los seres están sometidos a una lucha tenaz y permanente para evitar su destrucción, al imperativo de defensa de la existencia. El bien y la perfección han de fundamentarse en la renunciación, en la negación de la voluntad, en la extinción nirvánica de la actividad y la vida (El amor, las mujeres y la muerte, EDAF, 1981).

El análisis del sistema filosófico de Schopenhauer rebasa los límites de mi capacidad, razón por la cual este artículo se orienta a comentar una obra accesible a un público profano en materia de filosofía. Esta obra se refiere al "Arte del buen vivir" (EDAF 1980). Antes de explorarla, es de interés conocer algo más sobre su vida. Recurriremos nuevamente a lo expuesto por Copleston. El historiador inglés destaca que la cultura de Schopenhauer llegó a ser muy extensa y su calidad literaria era indiscutible. Estaba dotado de buen sentido práctico, pero era egoísta, vanidoso, molesto y, en ocasiones grosero. No puede decirse que fuera una persona generosa y sus relaciones con las mujeres no correspondieron a lo que se esperaba de un hombre que habló con tanta elocuencia sobre asuntos éticos, ascéticos y místicos. Por otra parte, su sensibilidad teórica frente a los sufrimientos de la humanidad no fue acompañada de esfuerzo práctico alguno para reducirlos. Para Copleston: "Mientras que como persona no puede considerársele como uno de los pensadores más simpáticos, su talento literario, en mi opinión es innegable".

En efecto en el "Arte del buen vivir" el gran pesimista alemán nos da un ejemplo de su talento, no es en forma alguna un libro más, ya que evidencia el gran dominio que poseía sobre la materia. En ella nos enseña el modo de hacer la vida lo más auténtica y feliz posible, lo cual es una aspiración humana anterior a cualquier desarrollo filosófico. Su lectura además de edificante, es altamente placentera, y estoy seguro, que en mucho ayudará a todos a olvidarnos un poco de las tribulaciones de la vida, de las penas, de las aflicciones, de los disgustos, de las adversidades que día a día tenemos que enfrentar. La calidad literaria y la belleza de la prosa, de este gran escritor decimonónico, se ilustran en unos breves aforismos, de los múltiples que aparecen en este sugestivo tratado sobre la felicidad.

Para Schopenhauer fácil es ver claramente como nuestra felicidad depende de lo que somos, de nuestra individualidad, mientras a menudo no se tiene en cuenta sino lo que tenemos o lo que representamos. Este libro valora en grado sumo la salud física y la íntima. Ya que para él, la salud excede de tal manera a los bienes exteriores, que en realidad un mendigo sano es más feliz que un rey enfermo. Un temperamento tranquilo y jovial, nacido de una salud perfecta y de una feliz organización, una razón lucida, viva, penetrante y exacta, una voluntad moderada y dulce, y como resultado, una buena conciencia, son ventajas que ninguna categoría, ninguna riqueza puede reemplazar. (pp.21-22).

Es impresionante la cantidad de aforismos que podemos encontrar en un libro de apenas 260 páginas, pero nos basta en este espacio, mencionar tres más: "Un carácter bueno, moderado y dulce, podrá estar contento en la indigencia, mientras que todas las riquezas no pueden satisfacer a un carácter ávido, envidioso y perverso". "El hombre vulgar sólo se preocupa de pasar el tiempo, el hombre de talento de aprovecharlo" (p.38). "El hombre más feliz es, pues, el que pasa la vida sin grandes dolores, tanto en lo moral como en lo físico, y no el que tiene de su parte las alegrías más vivas o los goces más intensos" (p.139). Leer el "Arte del buen vivir" de Schopenhauer puede ser garantía de un gran placer: bon appétit.!

(Economista)

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