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La sonrisa de Javier

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CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Todo se disponía a salir bien como en otras ocasiones. ¿Qué podía salir mal si el Jefe ya había acordado todo? Con antelación mandó por el dinero al banco. Para sorpresa del mensajero, nunca había visto tanto en efectivo. 25 millones de pesos. ¡Le parecía un mundo! Prepararon dos maletas, y con sumo cuidado apilaron los fajos de billetes. Cuídalas mucho, que es un encargo muy importante del Jefe. Sí señor, todo está en orden. El Jefe sonrío. Procedente de Xalapa, el avión oficial del gobierno de Veracruz, arribó al aeropuerto de Toluca, la meca del próspero y poderoso grupo Atlacomulco. La conseja popular rebautizó con sorna aquel pueblo de México, como "Atracomulco".

Dos maletas. Un vuelo oficial. ¿Qué podía salir mal para el subdirector de Operación Financiera de la Tesorería Estatal? Sin embargo, lo que aparentaba una misión de rutina, terminó en sospecha, detenciones y forcejeos. ¿Y ese dinero? ¿Adónde lo llevas? Documento en mano, el subdirector alegó un encargo oficial del Jefe, pero la justificación no convenció a los agentes del aeropuerto. ¿De quién es el dinero? Ya te dije. Del gobierno del estado de Veracruz. Deja hago una llamada. Al poco tiempo, llegó otro funcionario que se identificó como miembro del equipo de seguridad del Jefe. ¿Y quién es tu mentado jefe? El gobernador Javier Duarte. Pese a mostrar la charola, los agentes no se sintieron convencidos. Ahí mismo los detuvieron, confiscaron las abultadas maletas y se inició una averiguación previa en la Procuraduría General de la República. Más tardó en llegar el avión a Toluca, que los medios de comunicación. El escándalo corría. De esa manera, la situación causó profundo malestar al Jefe, pero más a su otro jefe: el candidato.

Al desatarse el escándalo, el coordinador de campaña habló muy molesto al gobernador. Javier te agradecemos la aportación, pero no podías ser más discreto… ya no hagas olas al candidato… está enojado. Te sugiero cambies al tesorero. Entrégaselo a los leones, ya sabes que siempre están hambrientos. El escándalo seguía, y seguía, mientras tanto, el gobierno estatal argumentó que el dinero era para pagar la celebración de la Feria de la Candelaria. ¡Sí! Muy devotos del efectivo en tiempos de transferencias electrónicas y cheques. Pero el Jefe era chapado a la antigua. ¡Qué se le va a hacer! Siguiendo el consejo de los asesores, llegó el nuevo tesorero. Un hombre de todas las confianzas del Jefe, pero sobre todo, bueno para los negocios. Tarek Abdala Saad fue presentado como el flamante titular de la Tesorería de la Secretaría de Finanzas y Planeación. Para entonces, ya pensaban en un heredero digno de toda la confianza del Jefe.

Mi querido Javier, con el tiempo pasará el escándalo, de mí te acuerdas. Ya verás que ganando nuestro candidato, todo se arregla. ¡Bendita democracia! Tranquilo, el Jefe sonrío. Pasada la tempestad, el tiempo le dio la razón al secretario general del partido. Las elecciones se ganaron, el partidazo regresó a la silla, y aquel dinero confiscado que tanto bochorno causó, regresó a las manos del Jefe. Para qué hacen tanto escándalo, les dije que todo se iba a arreglar. La gente de la procu fue muy amable, y hasta nos regresaron el dinero con todo e intereses. No más lo que no regresaron fueron las dos maletas LV… quesque le gustaron mucho a los agentes. ¡Mugrosos!

Al teléfono, se escucha muy apurado Amado Yáñez, gran amigo del Jefe. ¿Cómo estás carnal?, ¿por qué tanta urgencia? Ya tronó aquello de lo que te hablé...

No te preocupes, en este mismo momento te mando los abogados. Ellos ya saben que hacer. Además, conozco un juez muy profesional que te puede ayudar, trabaja con nosotros… justo acaba de arreglar algo de unos "Porkys".

Mira Amado, en el peor de los casos, te echan al bote, pero te aseguro que en dos años y medio sales. Ya ves como le hicimos con Raúl. ¡5 mil millones no es nada! Por el monto que me dices, no creo que pagues más de 7 millones para librarla. Ya verás cómo te ayudamos, ahorita mismo hago un par de llamadas con nuestro amigo de la Corte. ¡Gracias Javier, muchas gracias! ¡Qué alivio! No sé qué haría sin tu amistad. Como de costumbre, al colgar el teléfono, el Jefe sonrió.

Nos vemos en Twitter @uncuadros

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