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Riquelme: entrarle o no al debate

SALVADOR SÁNCHEZ PÉREZ

"Menos política, más carácter, jalemos juntos" dice el lema de la campaña de Miguel Ángel Riquelme, quien es el abanderado de la coalición "Por un Coahuila Seguro" liderada por el PRI, para las elecciones del 4 de junio próximo cuando Coahuila elige gobernador para los próximos 6 años.

Riquelme, 46 años, no es un improvisado, originario de Torreón, Coahuila, es egresado del Tec Laguna y ha sido ya diputado local, diputado federal, secretario de Desarrollo Regional de La Laguna, secretario de Gobierno de Coahuila y presidente municipal de su ciudad natal.

El Instituto Electoral de Coahuila convoca a dos debates, el miércoles 19 de abril en Saltillo y el 4 de mayo en Torreón. Ambos serán transmitidos en un canal de YouTube y no se permitirá el ingreso al público. Estarán ahí también Guillermo Anaya de Alianza Ciudadana (PAN, PES, PPC y UDC), del PRD, Mary Thelma Guajardo; Armando Guadiana, de Morena y José Ángel Pérez, del PT y los candidatos independientes Javier Guerrero y Luis Horacio Salinas.

El acartonado formato de los debates del INE-IEC impide una confrontación directa de las ideas, el intercambio de puntos de vista y un diálogo fructífero y capaz de enriquecer las perspectivas de votante.

Los debates son parte sustancial de la democracia. En los procesos electorales en los Estados Unidos tienen amplia trayectoria y fuerte arraigo. En México son un descubrimiento "reciente", en 1994 se realizó el primero entre Diego Fernández de Cevallos, Ernesto Zedillo y Cuauhtémoc Cárdenas. En 2000 recordamos el reproche de Francisco Labastida a Vicente Fox por haberle llamado "mariquita" o "la vestida" y la contundente respuesta foxista: "a mí tal vez se me quite lo majadero, pero a ustedes, lo mañosos, lo malos para gobernar, y lo corruptos, no se les va a quitar nunca". O bien, tenemos presente la "silla vacía" del debate 2006, que le restó todos los puntos que nunca pudo recuperar López Obrador en el debate con Calderón y Madrazo.

Fiel a su lema de campaña Riquelme denigra a la política para privilegiar una perspectiva mesiánica, a la Donald Trump, que promete y ofrece soluciones cuasi mágicas, por decreto y sin compromiso ciudadano. Sigan al líder, obedezcan, no piensen, no discutan. Sentencias que encuentra tierra fértil ante el desencanto con la democracia.

Hace dos semanas MassiveCaller, empresa especializada en sondeos de opinión pública hizo públicos los resultados que muestran casi un empate con un tercio de las preferencias entre Riquelme y el panista Guillermo Anaya, casi empate, porque el Anaya muestra una ligera ventaja.

Con los dos debates del INE-IEC, más los organizados por universidades y organismos, serían ocho los debates de candidatos al gobierno del estado. Riquelme ya anunció que él únicamente irá a los debates oficiales, ocho debates, piensa él, son demasiados, sin embargo, para un sector de la población fijada como prioridad para la promoción del voto y en un proceso necesario para alentar la discusión de los asuntos públicos, son casi necesarios. Esperamos aún reconsidere su postura. El pendiente mayor será continuar creando, inventando, imaginando mecanismos para ampliar la vida democrática de nuestras sociedades, mucho más allá del voto, tarea irremplazable para las universidades laguneras y los medios masivos de comunicación de la región. El afán permanece, politizar a una sociedad despolitizada.

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