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Los sindicatos

FRANCISCO JAIME

El análisis económico de los sindicatos es importante para comprender la dinámica de los mercados de trabajo. La primera gran interrogante en este tema es ¿cómo pueden los sindicatos elevar los salarios y mejorar las condiciones de trabajo de sus afiliados? Los sindicatos consiguen su poder de mercado por medio del monopolio legal de la provisión de servicios de trabajo a una determinada empresa o industria. A través de este monopolio, se obliga a la empresa o a la industria a ofrecer salarios y otras compensaciones de trabajo superiores al nivel que se podría ofrecer si existiera competencia. Pero, este acuerdo sólo resulta de utilidad para el sindicato si puede restringirse simultáneamente el acceso de la empresa a otras fuentes de trabajadores.

Está bien documentado que una de las principales tendencias de los mercados de trabajo de Estados Unidos ha sido la pérdida de poder que han experimentado los sindicatos desde las Segunda Guerra Mundial. Desde los años ochenta, los sindicatos en ese país sólo siguen siendo una poderosa fuerza en el sector público. Una de las causas más relevantes ha sido la imposibilidad de perjudicar a las empresas o a la industria por medio de las huelgas, fenómeno que se ha extendido a nivel global.

Un sindicato es desde el punto de vista económico un tipo de cártel. Al igual que cualquier cártel, es un grupo de vendedores que actúan con la esperanza de ejercer su poder de mercado. La mayoría de los trabajadores en cualquier economía negocia sus salarios y condiciones laborales con la empresa de forma individual. En contraposición a esta práctica, los sindicalizados lo hacen como grupo. Al proceso por el cual los sindicatos y las empresas acuerdan los términos del empleo se denomina negociación colectiva. Debido a que una huelga reduce la producción, las ventas y las utilidades, es probable que una empresa que enfrenta una amenaza de huelga acuerde pagar mayores salarios de los que pagaría de otra manera. Los economistas que han estudiado los efectos de los sindicatos han encontrado que los sindicalizados ganan alrededor de 20 % más que los trabajadores similares que no pertenecen a uno. Debido a esto, a menudo se piensa que los sindicatos causan un conflicto entre los diferentes grupos de trabajadores, es decir, entre los sindicalizados que se benefician debido a los salarios mayores y los no sindicalizados.

El papel de los sindicatos en la economía, depende en gran parte de las leyes que regulan la organización sindical y la negociación colectiva. Normalmente, los convenios explícitos entre los miembros de un cártel son ilegales. Los sindicatos, sin embargo, están exentos de las leyes antimonopolio, ya que las autoridades que las diseñaron creían que los trabajadores necesitaban mayor poder de mercado en sus negociaciones con los empresarios. De hecho, en muchos países, varias leyes se diseñaron para promover la formación de sindicatos.

El marco jurídico que afecta el poder de éstos, es un tema perenne del debate político. Los economistas por su parte, no están de acuerdo acerca de si los sindicatos son buenos o malos para la economía. Los críticos argumentan que son simplemente un tipo de cártel y que la asignación resultante del trabajo es ineficiente y desigual. Es ineficiente debido a que los altos salarios del sindicato reducen el empleo por debajo del nivel eficiente y competitivo en las empresas sindicalizadas. Es desigual debido a que algunos trabajadores, en este caso los sindicalizados, se benefician a costa de otros, esto es, de los no sindicalizados. Los defensores, por otra parte, argumentan que son un antídoto necesario para el poder de mercado que tienen las empresas que contratan a los trabajadores. De la revisión de la literatura podemos concluir que no existe consenso entre los economistas acerca de si los sindicatos son buenos o malos para la economía. Lo mismo que sucede con otras instituciones, la influencia de los sindicatos probablemente resulta benéfica en algunos casos y perjudicial en otros.

En lo que a nuestro país compete, el papel de los sindicatos ha sido severamente cuestionado. Bástenos por hoy, una cita de Carlos Fuentes, tomada de su libro Tiempo Mexicano publicado en 1971 y que hoy sigue vigente: "Más afortunados que el presidente, los líderes obreros oficiales aún no se ven constreñidos a acatar la consigna maderista en su mitad vigente. La no-reelección es letra muerta en el seno de los sindicatos blancos y el líder, enmascarado por sus anteojos negros, goza del statu quo ante porfirista: los Olegario Molina, los José Yves Limantour, las perpetuidades del porfiriato, han cambiado los sombreros de copa y los favoris por el puro y los anillos de brillantes de una revolución generosa, que supo recompensar a cuantos la traicionaron".

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