Ya decíamos que más pronto cae un hablador que un cojo.
Las amenazas de Donald Trump en contra de México y de los inmigrantes han bajado de tono conforme transcurre su gobierno dentro del enrarecido ambiente político de Washington.
Sólo en materia de deportaciones se han implementado operativos agresivos y escandalosos para arrestar y sacar de Estados Unidos a supuestos inmigrantes delincuentes.
Habrá que revisar, sin embargo, a la vuelta de seis y doce meses si el número de deportados supera las cifras de la administración Obama.
Pero en el resto de los amagos el saldo es más optimista de lo esperado. Aquí va el recuento:
El presidente Trump prometió por ahora no tocar a los beneficiados por el programa Acción Diferida (DACA), mejor conocidos como los "dreamers" que suman unos 750 mil estudiantes.
En semanas pasadas, el mandatario dejó entrever la posibilidad de buscar una salida legal para quienes llegaron de niños a Norteamérica sin documentos migratorios, pero aseguró que por lo pronto no deben temer a una deportación salvo en el caso de haber cometido un delito grave.
Sobre la revisión del Tratado de Libre Comercio las noticias son positivas. En tanto se alarga el plazo para arrancar las negociaciones, los funcionarios del gobierno vecino se muestran cada vez más optimistas de llegar a acuerdos que beneficien tanto a México como a Estados Unidos.
Quizá ya se dieron cuenta del valor comercial que representa el TLC y de que infinidad de empresas norteamericanas son favorecidas al exportar de México a Estados Unidos y viceversa.
Además los productores agrícolas del centro y suroeste de Norteamérica ya pusieron el grito en el cielo ante el peligro de que México aplique un arancel a las importaciones de trigo y maíz, o peor todavía que nuestro país decida con todo la libertad del mundo adquirir estos granos en Argentina o Rusia.
El tercer punto es el tan llevado y traído asunto del muro. Es cierto, las acciones del gobierno de Trump para construir la barrera fronteriza ya comenzaron. Desde las licitaciones para seleccionar las mejores propuestas de construcción hasta la adquisición de terrenos en la franja divisoria.
Sin embargo, las dimensiones y longitud de la barda se han reducido al grado que está claro que la construcción abarcará sólo algunos tramos críticos en materia de cruce de inmigrantes y trasiego de drogas.
No habrá, pues, un muro a lo largo de los 3 mil kilómetros de la frontera como tampoco se elevará más de 30 pies de altura. También bajó de tono la amenaza de Trump de cobrar la obra "a lo chino". Falta todavía que el Congreso apruebe los fondos para su construcción en donde se esperan discusiones muy álgidas.
Finalmente, en la acción de reforzar la vigilancia de la frontera con 15 mil nuevos agentes -10 mil de inmigración y 5 mil de la Patrulla Fronteriza- hay todavía un largo camino por andar.
Según la promesa presidencial, Estados Unidos incrementará el número de guardias fronterizos de unos 43 mil actuales a 58 mil. Sin embargo, son muchas las objeciones y las dificultades para concretar esta tarea.
En primer lugar reclutar y adiestrar a 15 mil elementos en los próximos meses es un reto arduo y complejo. A partir de 2002, cuando se incrementó la seguridad fronteriza por los atentados de septiembre 11 de 2001, se ha disparado el número de agentes implicados en corrupción.
Unos 170 elementos fueron arrestados en los últimos quince años y varios cientos más han sido investigados o separados de las distintas corporaciones por incumplir sus responsabilidades.
Según Kevin McAleenan, comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), el plan Trump tomaría por lo menos cinco años en ejecutarse y una inversión de 2,200 millones de dólares. Por supuesto estos recursos tendrán que ser aprobados por el Congreso.
En suma, los planes de Trump se estrellan gradualmente con la cruda realidad y con la sensatez de los expertos. A final de cuentas, el magnate ya llegó a la Casa Blanca y no le será difícil culpar a los medios y a Barack Obama por el incumplimiento de sus disparatadas promesas.
APUNTE FINAL
Se confirmó el aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos lo que sorpresivamente provocó un disparo en los mercados bursátiles. Los inversionistas ven con buenos ojos la recuperación económica y su avance sobre bases más firmes lo que redundará en el crecimiento de las empresas.
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