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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

Dicen algunos diestros en eso del mundo digital que como nunca en la historia reciente de la provincia coahuilense las redes sociales jugarán un papel decisivo en las elecciones del próximo 4 de junio. Y parece que algunos partidos y candidatos lo han entendido así porque han desplegado una estrategia muy agresiva en facebook y twitter, principalmente, en donde además de mostrarse como un dechado de virtudes, paradójicamente hacen gala de sus, digamos, dudosos escrúpulos. Y es que nuestros subagentes disfrazados de troles y bots nos reportan que en ambas redes han sido detectadas supuestas noticias sobre preferencias electorales o que dejan mal parado a algún contendiente, así como fotos trucadas en donde se ve a algunos candidatos en medio de muchedumbres interminables, atribuidas a medios de comunicación tradicionales.

Dicen que esta estrategia poco ética -por decir lo menos- de marketing digital político la están ofreciendo dos o tres “empresas” -que en realidad son personajes harto vinculados al partido oficial y otros partidos comparsas- y que funciona a grandes rasgos más o menos así: toman la liga de una nota real de un portal informativo, luego visten esa liga con fotos trucadas e información falsa y por último la sueltan a manera de anuncio, post o tuit al ciberespacio. El resultado es que, como mucha gente no da clic a las ligas, se genera una percepción equivocada de que cierto medio está dando a conocer algo que es falso de toda falsedad, como dirían los letrados antiguos. Así, de pronto vemos que el suspirante oficialista aparece rodeado de una multitud en sabrá Dios qué lugar; que el de la derecha apoya al régimen actual; que el de izquierda va creciendo considerablemente en las preferencias, o que el independiente va punteando junto con candidatos inexistentes. Esta práctica, que tiene como objetivo central vender una realidad totalmente virtual, es decir, falsa, contribuye a enrarecer el ambiente, a confundir más al ya de por sí confundido electorado y a desprestigiar a los medios cuyos nombres son usados para dar peso a las supuestas noticias. Ahora sí que como dijo Trump y su aprendiz Videgaray, estas sí que son “fake news!”.

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Y ya que hablamos de campañas cibernéticas, cuentan que el equipo que le maneja las redes sociales al suspirante blanquiazul Guillermo Anaya no quiere batallar ni siquiera un poquito y, como todo en la vida, ya les costó un buen descalabro. Resulta que el fin de semana pasado el virtual candidato panista tuiteó en su cuenta un sabroso mensaje, con foto incluida, en el que sugiere que se va a devorar un humeante plato de menudo. Hasta ahí nada raro. El problema comenzó cuando un cibernauta avezado se dio cuenta de que la foto había sido tomada de una galería de imágenes de Google, o sea que se trataba de un auténtico “archivazo”, como se dice en el argot periodístico. La carrilla contra don Memo no se hizo esperar y varios le reclamaron el gazapo. Pero lo que más llamó la atención fue que a ese tren se subiera también el mismísimo gober Rubén Moreira, quien un día después tuiteó una foto de unos ricos conos de cajeta, de esos que se venden en la región Centro de la provincia, con un mensaje en el que jura y perjura que la imagen la tomó él frente a varios testigos, y nada más le faltó decir “no como otros”. Claro que don Rubén, creyendo que la confianza en los políticos es un bien sobrevaluado en estos días, nunca mostró a los dichosos testigos. Así que, en estos tiempos de la llamada postverdad y la realidad virtual manipulable, uno ya no sabe.

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El que sorprendió a todos, principalmente a los priistas, fue el preciso Enrique Peña Nieto durante el acto de celebración de los 88 años del partido del dinosaurio tricolor. Resulta que con harto convencimiento, y en el uso de la palabra como orador principal de tan solemne acto, don Enrique juró y perjuró que el PRI ganará “las cuatro” elecciones a desarrollarse en 2017 y que con ello se enfilará al triunfo en 2018. Sí, el inquilino de Los Pinos y la “casa blanca” de Las Lomas gritó con enjundia que “¡Vamos a ganar en el Estado de México! ¡Vamos a ganar en Nayarit! ¡Vamos a ganar en Veracruz! ¡Y con esos triunfos, vamos a ganar por México, vamos a ganar por México, vamos a ganar por México...!” ¿Y Coahuila, apá? Muy seguramente eso mismo se habrán preguntado los priistas coahuilenses ahí presentes, encabezados por el gober Rubén y don Miguel. Las malas lenguas, que siempre están prestas a soltar su ponzoña, rápidamente comenzaron a decir que tal parece que el preciso estableció las prioridades de Los Pinos para el domingo 4 de junio, con el Edomex como primer gran reto a superar, y que el hecho de que no haya mencionado a Coahuila, pues deja en claro qué tan poco en mente tiene a esta provincia interna que alguna vez fue una con Texas, aunque claro, los panegíricos quizás estimen que como siempre gana aquí el PRI, pues para qué preocuparse. Para los priistas coahuilenses se trató sólo de un amargo olvido y nada más, como tantos que ha tenido don Enrique en su sexenio. O sea, peccata minuta o, en cristiano, pequeñeces sin importancia. Pero además de la falta de memoria, otra cosa que llamó poderosamente la atención es que en el recinto se encontraban presentes todos los expresidentes vivos del PRI... salvo uno. Sí, adivinó usted, agudo lector, quien no estuvo presente fue el exgober Humberto. ¿Por qué será? Seguro que los priistas dirán que no le llegó la invitación o que, como estaba abarrotado el lugar, ya no había cupo. No lo dude.

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Dicen que el gobierno de José Rosas Aispuro Torres se encuentra a la espera del nacimiento de un problema que lleva gestándose siete meses y que pinta para convertirse en algo así como el “bebé de Rosemary” debido a que ninguna autoridad lo resuelve. Y se comenta que cada vez son más manitas y boquitas que parecen brotar ante el creciente descontento que hay entre varios exfuncionarios de la pasada administración estatal adscritos a la Subsecretaría de Gobierno de La Laguna, a quienes les dieron las “gracias” sin liquidarlos ni nada, lo que no se esperaría de un gobierno que busca hacer que prevalezca -al menos públicamente- el estado de derecho y tranquilidad y lograr que Aispuro siga apareciendo en el ranking de mandatarios estatales mejor evaluados por sus ciudadanos (según lo publicado por la casa México Opina). Como ejemplo, los subagentes comentan el de una exfuncionaria del área de Relaciones Públicas de la misma Subsecretaría de Gobierno en La Laguna, que llevaba más de 12 años en el difícil puesto de dar la cara incluso cuando las pifias de los gobiernos pasados los convertían en impresentables. Dicen que la susodicha anda tan molesta con toda esta situación que hasta anda amagando con dar a conocer las cosillas y cosotas de las que se enteró mientras ejerció el cargo. Pero dicen que la cosa anda tan mal en el gobierno provincial duranguense que las autoridades no se han querido dar cuenta de que en La Laguna también hay florerías, se rentan mesas, manteles, toldos y canapés, por lo que no hay necesidad de traerlos desde la Capital de los Alacranes, es decir, desde más de 240 kilómetros de distancia y pagarlos a proveedores de allá. Pero el “bebé de Rosemary”, que tiene cada vez más cabecitas, manitas, piecitos y boquitas, asegura que se trata de un negocio redondo y directo de la parentela del gober Aispuro, quienes estarían rentando todo esto para los eventos en los diferentes municipios de la entidad, lo que por cierto prohíbe la ley. ¿Será?

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Decía una máxima del comunismo que dé cada quien según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades. Y esto viene a colación por la declaración de Enrique Saavedra, jefe del Departamento de Alcoholes de Gómez Palacio, quien dijo que ya no insistan con que se homologuen los horarios de venta de bebidas graduadas en las ciudades hermanas de La Laguna porque eso no va a ocurrir. Y aseguró que la Antigua Estación Santa Rosa continuará cerrando los bares más tarde que en Torreón bajo el argumento de que los ciudadanos de cada comunidad tienen diferentes “necesidades”, palabras más palabras menos. O sea que de estas aseveraciones debemos entender que, primero, para los gomezpalatinos el ingerir bebidas espirituosas es una necesidad y que, segundo, dicha necesidad es mayor que la de los torreonenses, aunque no faltan dos o tres, y hasta cuatro, de estos últimos que brincan el lecho seco del Nazas para aprovechar las horas largas del vecino. ¿Tendrá que ver dicha “necesidad” con las condiciones objetivas de la ciudad, condiciones que obligan a los parroquianos a evadirse por espacios de tiempo más prolongados? Conste que es pregunta. A ver si don Enrique la responde.

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