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¡Qué pesadilla ranchera!

No hagas cosas buenas…

ENRIQUE IRAZOQUI

Menudo escándalo se ha formado en los últimos días en La Laguna por la clausura anticipada del "Circo de las pesadillas", de la compañía Solari.

Resulta que la intención original era montar este circo en la ciudad de Torreón con el objeto de presentar funciones con una temática destinada a representar de manera teatral escenarios donde el miedo sería el eje central, tal como ocurre cuando se sufre de pesadillas.

Todo parecía pues como un circo más que se presentaría en la ciudad. Hay que recordar que esta industria del espectáculo vio reducida su oferta luego de la aprobación de una ley de carácter federal que prohibió de manera definitiva la utilización de animales en las funciones porque sus promotores alegaron que la fauna utilizada por esta industria sufría de maltrato animal.

Más allá de lo pertinente o no que fue esa ley que le arrebató al mundo del circo uno de sus pilares históricos como lo eran los actos con bestias salvajes o lo espectacular que eran las escenas con elefantes, lo cierto es que los circos perdieron un atractivo al prescindir de su parque animal.

Con estos antecedentes surgieron nuevas propuestas, como lo está siendo la que nos ocupa en particular intitulada como "De las pesadillas". El espectáculo, como versa el refrán, tiene que seguir; así nace esta propuesta lanzada por una empresa de renombre en el medio, como lo es Solari.

Pues resulta que surgieron algunas "voces" que utilizando un poderoso canal de intermediación en el poder público municipal, como lo es la señora Luli Quintero, regidora con licencia y virtual candidata del PRI a una diputación local, el departamento de Protección Civil hurgó quisquillosamente y aprovechando cualquier pretexto clausuró el evento, para satisfacer al poder que se había opuesto a la presentación.

Evidentemente la clausura no tenía de fondo un tema de protección, la razón fue la imposición de ciertos grupos "conservadores" que clasificaron al "Circo de las pesadillas" como un vehículo de promoción al satanismo y en contra de las buenas costumbres. Incluso, estas mismas voces citaron que la Diócesis de Torreón había rechazado la presencia de tales presentaciones en la plaza, sólo que el sacerdote Rafael López, miembro del equipo de comunicación social de la propia Diócesis, en un programa radial, lejos de condenar la presentación del citado espectáculo, señaló la importancia de respetar la libertad de los fieles de acudir a los actos que su conciencia les dicte, y descartó eso de que sería pecado presenciar la obra "de las pesadillas".

Corrieron los días y las autoridades del circo violaron los sellos de clausura para presentar una función a medios de comunicación (la intención era generar opinión de que no se trataba de nada que tuviera que ver con lo demoníaco) desafiando a la autoridad, que haciendo uso de sus facultades contó entonces con más elementos legales para impedir que se presentara en Torreón, y como era el deseo de las personas que representó la virtual candidata Quintero.

La historia no concluyó ahí. "El Circo de las pesadillas" tomó sus tiliches y encontró en Gómez Palacio una ciudad dispuesta a recibirlos y ahora está por abrir sus puertas. Esto quiere decir que los laguneros tendremos acceso a un evento donde satán, según las personas que utilizando su poder impidieron que las funciones se realizaran en Torreón, tendrá un espacio más para dominar nuestras mentes. Vaya, satanás es tan persuasivo que ha dominado la mente de la Diócesis gomezpalatina, ya que el padre Julio Carrillo Gaucín, vicario de la propia Diócesis, declaró que estas funciones circenses son un trabajo honesto.

Es condenable pues que todavía ciertos grupos de influencia, que tienen derecho a que sus principios les sean respetados (como eso de andar catalogando actos de cirqueros con asuntos del demonio) abusen de su poder para arrebatarnos a los ciudadanos de a pie, nuestra libertad de decidir como adultos qué espectáculos deseamos ver y cuáles no. ¿Pues qué no somos en Coahuila un estado de avanzada en cuanto a nuestro marco jurídico? Ya vemos que no, somos un estado que avanzamos de acuerdo a las convicciones del grupo del poder, que a veces es progresivo, pero a veces retrógrado; el impedimento para que "Las Pesadillas" se presentaran acá no cabe ni siquiera en lo segundo, apenas alcanza para calificarse como una censura ranchera.

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