En junio próximo habrá elecciones municipales en Coahuila, posiblemente serán competitivas entre los principales partidos políticos ya que actualmente si bien domina el organismo político gobernante en la mayoría de los municipios, en algunos de los más importantes hubo alternancia. Al respecto destaca Torreón por suceder en él procesos de participación ciudadana que como tales se han desmarcado de las filiaciones políticas partidarias.
Esta elección definirá alcalde por un año, para algunos tiempo insuficiente que les permita realizar acciones de gobierno de trascendencia, particularmente en rubros como obra pública ya que proyectos importantes como el Metrobús ha iniciado y posiblemente para el siguiente año ya opere; quizá ni siquiera tengan oportunidad de gestionar apoyos federales importantes, sólo podría pensarse en la aplicación de recursos estatales que probablemente se destinen a efectuar alguna obra pública no onerosa, pero sí de impacto, o a cubrir rezagos en servicios públicos.
Por lo anterior se piensa que el candidato que sea electo podría ser de mero tránsito, porque si pretende reelegirse por tres años más requiere hacer algo que deje huella, que provoque entre los ciudadanos torreonenses la sensación de merecer tal reelección. Sin embargo, hay otros rubros en los que el alcalde anual electo puede trascender, no en obra pública, sino en la forma de gobernar, de entrada que no denote opacidad en sus acciones, pero también tiene la oportunidad de mostrar su vocación democrática.
Durante los últimos años, algunas urbes importantes de México vienen sobresaliendo porque han enfocado sus programas de gobierno en atender rezagos en servicios públicos, en mejorar la gestión del ambiente y atención a grupos vulnerables, por mencionar algunos rubros trascendentales. En ellas se observan procesos de planificación urbana que intentan estandarizar sus normatividades locales, orientar su crecimiento con base a un uso más racional del suelo y crear la infraestructura que mejore condiciones sociales que se reflejan en una también mejora en la calidad de vida de sus habitantes.
Es el caso de algunas ciudades del Bajío como León, Querétaro o Aguascalientes, otras como Puebla, Mérida, Guadalajara y la propia Ciudad de México; sin embargo, salvo las dos últimas y particularmente la capital del país, su forma de gobierno semeja a modelos convencionales. La reciente Constitución Política de la Ciudad de México constituye un modelo avanzado de gobernanza que se someterá a prueba una vez entre en vigor.
Recientemente en Torreón surge desde el Cabildo una iniciativa de reglamentar la participación ciudadana, proyecto que se sometió a un efímera consulta presencial y, aunque sigue abierta la convocatoria de proponer modificaciones, no ha trascendido más allá de algunos ciudadanos u organismos civiles pendientes del quehacer gubernamental local.
Creo que sería pertinente ampliar y, sobre todo, abrir esa convocatoria más allá del foro realizado y de una página en Internet, para que los ciudadanos, los más posibles y haciendo uso de los recursos necesarios para que se difundiera y conocieran esa iniciativa, se analizara y discutiera con debates públicos en los medios de comunicación, en ámbitos educativos, particularmente en preparatorias y universidades, en colonias populares y de clase media, en organismos civiles de profesionistas, gremios sindicales, en todos aquellos espacios públicos donde sea posible enriquecerla. Sería un caso excepcional que dicho reglamento se someta a consultaamplia de los ciudadanos.
Lo anterior podrá parecer exagerado, pero no lo es, porque lo que contiene un Reglamento de Participación Ciudadana como éste es la definición de formas y mecanismos a través de los cuales se relacionan los gobernantes y gobernados, es decir, un modelo de gobernanza local que pondría a Torreón como un municipio vanguardista, que fue capaz de avanzar, dentro de los límites de una Constitución Política Estatal y otra Federal que le impondría límites y en dado caso que estos sean estrechos impliquen la reforma de la primera, hacia un modelo de democracia municipal singular.
Ojalá los regidores actuales no cierren este proceso y muestren vocación democrática abriéndolo en tiempo y forma, pero también esperaríamos que los candidatos aspirantes a ocupar la alcaldía anual se manifiesten al respecto, que también muestren esa vocación democrática, que se posicionen sobre la incorporación del Plebiscito y el Referendo en dicho reglamento, tanto para el caso del alcalde y los regidores, que ambos sean electos por el voto popular y no por camarillas o grupos de interés, que se sometan a estos medios de rendición de cuentas conforme ejerzan sus funciones como gobernantes.
También sería interesante que se posicionen sobre otros instrumentos que le den mayor peso a la participación ciudadana en los asuntos de gestión pública local como el Cabildo Abierto, el Presupuesto Participativo, la Audiencia Pública, la Consulta Popular, la Colaboración Comunitaria, la Difusión Pública y la Comparecencia Vecinal; el posicionamiento que asuman ante ellos determinará su vocación democrática y su concepto o visión de gobierno, también determinarían si piensan gobernar con políticas ciudadanas que respondan al interés público y no al interés de sus partidos o de los grupos que éstos sólo representan.
Si candidatos como Mery Ayup o Sergio Zermeño, perfilados como los principales contendientes en estas elecciones municipales, o los otros que participaran coaligados e independientes, se posicionen públicamente en la forma en que consideran deba ser la relación entre ellos que aspiran a gobernar Torreón y los ciudadanos, que si el actual Cabildo decidiera aprobar un reglamento rabón ellos definieran si se comprometerían a democratizar su forma de gobernar promoviendo las reformas necesarias hasta construir un modelo de gobernanza local avanzado. Pueden hacerlo o simplemente guardar silencio, de esa manera los ciudadanos de este municipio los conocerían mejor.
