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Desvío de recursos

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

La aparición de diversas irregularidades en el período de precampaña en el proceso electoral que vive el Estado de Coahuila, constituye un preludio amenazante de lo que será si lo permitimos, una elección basada en el desvío de recursos públicos en favor de los candidatos del PRI de los Moreira.

Al descubrimiento a principios de mes de una bodega clandestina en Torreón, en la que estaban ocultas despensas y cobijas surtidas por el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) de la Secretaría de Gobernación a nivel federal, a fin de aliviar los daños sufridos por familias afectadas por las lluvias extraordinarias registradas el año pasado en la región, se suman dos nuevos casos de corrupción aquí mismo en Torreón y en el municipio de Ramos Arizpe.

En el primer caso, una aguda investigación reporteril de El Siglo de Torreón que cruza el padrón de ciudadanos en pobreza extrema que son beneficiarios del programa de reparto de despensas con la nómina de empleados municipales de nuestra ciudad, da por resultado que en el programa de referencia, se encuentran disfrutando del apoyo social empleados públicos vinculados al Partido Revolucionario Institucional, que reciben salarios de hasta veinticuatro mil pesos mensuales.

Por si lo anterior fuera poco, en el mismo padrón de combate a la pobreza extrema se encuentran incluidos como beneficiarios hasta seis familiares directos (hermanas y sobrinos) de una de las regidoras del Partido Acción Nacional, en lo que se advierte como una forma de comprar la conciencia y el voto de funcionarios emanados de la oposición, que fueron elegidos por el pueblo para fungir como contrapeso del partido en el poder.

En el tercer caso, a través de un video difundido en redes sociales el fin de semana pasado, la precandidata del PRI a la alcaldía del municipio de Ramos Arizpe Titia Lilia Flores, fue exhibida utilizando la estructura de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno de Coahuila para hacer proselitismo en su favor.

En la grabación aparece un sujeto que presenta ante un grupo de personas a la precandidata por instrucciones de Rubén Moreira, a quien el jilguerillo se refiere como "amigo mayor", y en seguida la propia precandidata refiere a los asistentes los programas con los que se verán beneficiados si votan por el PRI, haciendo hincapié en que además del reparto de las acostumbradas despensas, será reactivado el "monedero" como promesa atribuida a Miguel Riquelme, precandidato del PRI a la gubernatura.

Los ejemplos mencionados con anterioridad son reveladores de un estilo de gobierno cuya materia prima es la de mantener al pueblo en la pobreza extrema y la ignorancia, como garantía de permanencia del grupo en el poder. En tales circunstancias la democracia se convierte en una simulación que los coahuilenses estamos obligados a vencer el día de las votaciones, mediante la concurrencia masiva de las clases medias, que en virtud de su propia instrucción cívica y su relativa independencia económica, tienen la carga de fundar los resultados en el voto libre y razonado.

Es evidente que en un escenario electoral como el que se describe, las propuestas de los candidatos y el debate político se tornan irrelevantes, porque en la medida en que el partido en el gobierno se apresta a obtener votos arrancados por el hambre que se administra para fines electorales desde el propio gobierno, se plantea la amenaza de que el sistema Moreira continúe por seis años más, con sólo asegurar el veinte por ciento del voto del padrón electoral beneficiario de los programas de combate a la pobreza.

De las desviaciones de recursos referidos con anterioridad, el primero de ellos ha sido objeto de denuncia por parte del PAN ante la Procuraduría de Justicia del Estado, lo que se antoja insuficiente, porque resulta obvio que si la dependencia en cuestión ha mantenido una actitud de encubrimiento respecto a los crímenes de toda índole y dimensión que ha cometido el PRI de Moreira en contra de los coahuilenses en los últimos once años, resulta ingenuo pensar que ahora sí va a proceder en serio a procurar justicia.

Para que la voz de inconformidad de los coahuilenses en contra del robo de recursos públicos sea escuchada, debemos recurrir a foros nacionales e internacionales para evitar que el proceso electoral que se encuentra en marcha se convierta en una elección de estado, como la experiencia del pasado reciente y las circunstancias presentes parecen indicar.

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