Presidente Andrés

Residente Andrés Manuel López Obrador? Quizá tengamos que acostumbrarnos a la expresión. Si hoy tuviéramos elecciones presidenciales, el tabasqueño sería el ganador.

En diciembre de 2016, en una encuesta de Reforma, López Obrador con Morena aparecía ya en primer lugar con 29 por ciento frente a los punteros del PAN, Margarita Zavala, con 26, y del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, con 15. Miguel Ángel Mancera del PRD aparecía en un lejano cuarto lugar con 9 por ciento. Por partidos, sin embargo, el PAN estaba en primer lugar con 27 por ciento, mientras que el PRI y Morena quedaban empatados en segundo con 22 por ciento.

Pero eso fue antes del gasolinazo. En una encuesta en enero de 2017 El Financiero colocaba a Andrés Manuel otra vez en primer lugar con 33 por ciento seguido de Margarita con 27 y Osorio con 20. Por partidos, se registraba por primera vez un empate en primer lugar entre el PAN y Morena con 25 por ciento, seguidos del PRI con 22 puntos y el PRD con 9 por ciento.

En febrero Parametría coloca a Morena en primer lugar por partidos con 31 por ciento de la intención del voto, seguido del PAN con 29. El PRI sólo registra 21 por ciento y el PRD 12 por ciento. Morena, un partido que se creó apenas en 2014, está por primera vez en primer lugar sin empate con algún otro.

Es verdad que ésta no es la primera ocasión que Andrés Manuel se coloca en primer lugar en una encuesta presidencial. Al comienzo de la campaña de 2006 tenía cuando menos 10 puntos de ventaja sobre Felipe Calderón; pero sus errores, particularmente haberle dicho al presidente Vicente Fox "Cállate, chachalaca", le costaron la elección por un margen de apenas 0.56 por ciento.

En su tercera campaña presidencial vemos a un López Obrador más maduro. Como Lula en Brasil, quien en su cuarta campaña en 2002 ganó la presidencia, u Ollanta Humala del Perú, quien lo logró en su segundo intento en 2011, Andrés Manuel parece haber entendido que el camino a la presidencia lo obliga a moderarse. Un presidente de México no puede gritar "Al diablo con sus instituciones" o tomar el Paseo de la Reforma como lo hizo en 2006.

López Obrador generó temores entonces no sólo en la derecha conservadora, sino también en la izquierda ilustrada. Carlos Fuentes dijo de él: "No hay que enamorarse del fracaso." En 2012, después de haber proclamado en campaña que el triunfo de Enrique Peña Nieto era "moralmente imposible", volvió a cuestionar la legitimidad de la elección: "Si no se invalida la elección -dijo el 26 de julio de 2012--, México estaría gobernado por una banda de malhechores, los más corruptos y terribles del país."

Hoy López Obrador es nuevamente favorito, pero ha pedido unidad en torno al presidente Peña sin dejar de criticarlo y ha dicho que no quiere gobernar sobre cenizas. ¿Le alcanzará esta moderación para mantener su ventaja hasta los comicios de 2018? Las experiencias de Lula y de Humala sugieren que no es imposible.

López Obrador se beneficia de un hartazgo de la población contra los políticos tradicionales manifestado en otros países con el triunfo de populistas como Donald Trump. El actual momento en México, por otra parte, recuerda las circunstancias de Venezuela que en diciembre de 1998 llevaron a la presidencia a Hugo Chávez.

¿Sería Andrés Manuel un presidente como Chávez o Trump o se acercará a Lula y Humala? Es imposible saberlo. De lo que no hay duda es que para Andrés Manuel hay una fuerte posibilidad de que la tercera sea la vencida.

Crear nuevos impuestos o aranceles en México como respuesta a las acciones de Trump sería como cortarnos un brazo para responder a un agresor. Todo lo contrario. Debemos reducir impuestos para volver más competitivo a nuestro país.