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El desafío de la economía mexicana

FRANCISCO JAIME

De acuerdo a las últimas proyecciones elaboradas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), para América Latina y el Caribe, el crecimiento económico será menor al proyectado a fines de 2016. En este escenario, Perú presenta los mejores resultados dentro de las siete economías más importantes de la región, seguido de Colombia, Argentina, Chile, México, Brasil, y por último, Venezuela. Para el caso específico de nuestro país, el crecimiento esperado es de 1.7 % y 2.0 % para 2017 y 2018 respectivamente. Por otra parte, el Banco de México publicó recientemente los resultados de los pronósticos de los analistas para el crecimiento del PIB de México. Destaca un crecimiento de 1.49 % para 2017, 2.17 % para 2018 y 2.38 % para 2019. A largo plazo, esto es, para los próximos 10 años, el creci-miento promedio anual es de 2.71 %.

En los últimos 32 años, el crecimiento económico en nuestro país ha sido, en verdad, mediocre, ya que de 1983 a 2015, la economía creció a una tasa de 2.5 % promedio anual, cifra muy por abajo del 7.0 % requerido para absorber el incremento de la población en edad de trabajar. Un análisis exhaustivo de los factores que han llevado a la economía mexicana a presentar tan pobres resultados está fuera de los límites de este artículo. Permítasenos, en esta ocasión, sólo destilar algunas ideas y propuestas de política económica en la materia.

Coincidimos con el FMI en que la economía mexicana continúa creciendo moderadamente, pero está entrando en un terreno difícil. Según está óptica, la actividad económica se frenará por la incertidumbre en torno a la política comercial de Estados Unidos y a las condiciones financieras más restrictivas. Ante un entorno cada vez más volátil y a una incertidumbre crónica, se recomienda flexibilidad cambiaria como línea de defensa ante choques externos, y una política monetaria firme para limitar el efecto de traspaso de los tipos de cambio a los precios al consumidor. Las prácticas sólidas de gestión de riesgos y las políticas que faciliten el saneamiento de los balances corporativos son cruciales para reducir la vulnerabilidad derivada de condiciones financieras adversas y bruscas fluctua-ciones de las monedas. Ante bajos precios de materias primas el ajuste fiscal necesario dependerá de los niveles de deuda y las presiones del mercado. Para lograr un crecimiento económico más elevado a mediano plazo se requiere, según el mismo organismo, un ajuste en materia de política macroeconómica y reformas estructurales como la reducción de la informalidad y los trámites burocráticos, la mejora de la calidad de la infraestructura y el refuerzo de la educación y el Estado de Derecho.

México enfrenta importantes retos, entre ellos la pobreza generalizada, el bajo nivel de desarrollo humano, la corrupción y la falta de competitividad, pero el desafío más grande continúa siendo, desde hace más de tres décadas, el bajo crecimiento económico, que ha impedido elevar el nivel de vida de la población. Nuestro país puede retomar la senda del crecimiento alto y sostenido, si es capaz de implementar políticas económicas recomendadas sistemáticamente por la gran mayoría de los expertos en desarrollo económico, y que han probado su eficacia en numerosos países. En seguida, algunas de las recomendaciones de uno de los grandes economistas contemporáneos, me refiero a N. Gregory Mankiw de la Universidad de Harvard:

Según Mankiw, hay que elevar el nivel del PIB real, ya que es una buena medida de la prosperidad económica, y elevar a su vez la tasa de crecimiento del mismo PIB real, ya que es una buena medida del progreso económico. Es fácil ver que la productividad es el determinante clave de los niveles de vida y que el incremento de la productividad es a su vez el determinante clave del crecimiento en los niveles de vida. El nivel de vida de un país está en función de su capacidad para producir bienes y servicios. La productividad por su parte, depende del capital físico, el capital humano, los recursos naturales y el conocimiento tecnológico disponible para los trabajadores. Con base en esto, las políticas gubernamentales pueden tratar de influir en muchas formas en la tasa de crecimiento económico alentando el ahorro y la inversión, fomentando la inversión extranjera, apoyando la educación, promoviendo la salud, manteniendo los derechos de propiedad y la estabilidad política, promoviendo la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y permitiendo el libre comercio.

En materia de crecimiento económico, México tiene numerosas asignaturas pendientes, bástenos mencionar sólo tres: elevar las tasa de ahorro de la población, mejorar el sistema educativo y ahora, más que nunca mejorar la calidad de su gobierno . ¡No hay respuestas fáciles para preguntas difíciles!

(Economista con posgrados en Economía, Negocios, y Desarrollo Internacional)

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