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Violencia

Diálogo

YAMIL DARWICH

"No pido 'naiks' solamente que dejen su 'ward' porque mañana haré una masacre en mi colegio". Al parecer, este es el mensaje que envió el joven enfermo -casi niño- de Monterrey.

Ahora, también se ha transformado en "tema viral" en los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales; la pregunta que todos nos hacemos y que de fondo no nos queremos contestar, porque conocemos la respuesta acusatoria es: ¿qué ocasionó tan brutal acontecimiento?

Los especialistas opinan que la causa es la falta de cohesión familiar; poca presencia de los padres -física y espiritualmente-, que intentamos justificar con el costo de la vida y la necesidad de que ambos trabajen fuera de casa para aportar a la economía familiar; la mala influencia que los menores reciben a través de los dañinos medios televisivos, que viven una carrera materialista con la finalidad de obtener mayores ingresos económicos, aún a costas de la salud social -usted consulte la cartelera y revise temas de narcotráfico, criminalidad o banalidades y mida la fuerza de impacto en niños que pasan buena parte del día solos o sin presencia de adultos que los cuiden-; los sistemas computacionales, de telefonía o consulta en los bancos de información y, entre ellos, la gran cantidad de mensajes subversivos contra usos y costumbres tradicionales.

Incluya la deficiente o casi nula educación; la fundamental, que debe darse desde la vida uterina -hoy sabemos que los fetos y productos a término perciben estímulos y tienen sensaciones, aunque aún se discuta si generan sentimientos-, que continúa en etapas tempranas, desde bebé hasta infante y que se consolidan en el hogar, durante la adolescencia y hasta la adultez temprana, con el ejemplo educador de padres y familiares mayores.

En muchos casos la realidad presenta un serio problema: desinterés de los adultos y hasta incompetencia para educar; nos capacitan para trabajar, pero no para ser padres, aunque a últimas fechas algunas escuelas insistan, a pesar de la resistencia de los adultos.

La mala o nula educación en casa es delegada a las escuelas y éstas tampoco están suficientemente preparadas para promover y enseñar a jerarquizar valores, siempre con la excusa de los extensos programas de estudio, que incluyen muchas ciencias y pocas materias de formación humanista. Hoy día, hablar de filosofía, ética, lógica o enseñanza en valores representa ser anticuado y desactualizado.

Ya en otros diálogos hemos tratado el tema de la deshumanización del mundo; los casos de magnicidios eran ejemplos del extranjero y estaban "tan lejanos" que dejábamos de darles la importancia que merecen.

El efecto de las redes sociales está siendo analizado por lo efectivo y convincente que es; no por nada los políticos lo ven como instrumento para lograr sus objetivos. Obama es el mejor de los ejemplos y Trump, la muestra de como un fascista y extremista saturado de antivalores puede lograr ganar elecciones en un país que fue manipulado con el temor.

Un buen amigo, que vive el problema en carne propia al tener hijos menores, definió -a mi parecer muy bien-, nuestra realidad posmoderna: vivimos un mundo violento, de incertidumbre, intolerante y materialista. También comentó su propuesta de tratamiento: cariño, amor, principios y valores. ¿No le parece muy acertado?

Otras recetas incluyen tiempo para pasar con los menores, que debe ser de calidad, pero también suficiente en cantidad, tanto como para llegar a establecer verdaderas líneas de comunicación.

Para ello, se requiere comprender cómo piensan ellos y por qué lo hacen así; para eso hay que prepararnos antes de decidir un embarazo como pareja y si ya es padre: educarse y capacitarse para cultivar a los hijos.

Vigilar y reglamentar el uso de teléfonos celulares y computadoras, entendiendo que por ningún motivo pueden ser utilizados como padres sustitutos y mucho menos como premios al cumplimiento de responsabilidades. Me temo que algunos padres los aprovechan para comprar cariño, ganar perdón o intentar lavar sus conciencias.

Enterarse de las amistades que frecuentan y ser lo suficientemente astuto para recabar información verídica y completa; incluya a esos amigos invisibles que están detrás de la pantalla del celular o la computadora.

Luchar contra la influencia de las modas y formas de vivir de personajes que los adoctrinan en programas televisivos. Tome como ejemplo "Friends" y compruebe los antivalores familiares que les inculcan a sus hijos.

Promueva el buen nacionalismo y nuestras tradiciones; deles sustancia para sentirse orgullosos de su país, nuestros valores y formas de vivir. Los mantenemos confundidos hablando mal de México, cuando los malos son menos que los muchísimos buenos.

Asesórese, consulte, pregunte, discuta y decídase a enfrentar el problema de educación globalizada, tomando lo bueno del extranjero, rechazando lo malo y defendiendo lo nuestro.

Para la triste experiencia y aprendizaje bueno sería evitar nos acomode aquello de "muerto el niño, tapado el pozo".

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