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Welcome to reality

FEDERICO REYES HEROLES

 M Isógino, racista, prepotente, ignorante y un largo etcétera, pero ya es el presidente de los Estados Unidos. Con el puño cerrado, expresión que invoca fuerza y cerrazón, sin abotonarse el saco como acto de inútil rebeldía, Trump ya rindió protesta con dos biblias debajo de su mano izquierda. Acto semimonárquico que subleva a cualquier juarista. No sorprendió a nadie. Es el mismo de la campaña. Ahora está a prueba nuestra capacidad de lidiar con él. Dice que Dios está con su país.

Sin la menor visión regional, México es blanco de sus furias y así le fue bien, cosechó votos. Pero hay algo esquizofrénico en todo esto. Trump propone reconstruir su país. ¿De qué habla? La todavía primera potencia del mundo vio su economía caer más del 5 % en 2009. Ahora crece más del 3 % en el último trimestre. Durante la gestión de ese gran personaje histórico llamado Barack Obama, se crearon doce millones de empleos y el desempleo cayó de alrededor del 10 % a menos del 5 %. El ingreso per cápita crece a un buen ritmo. ¿Reconstruir EU? El nuevo sistema de salud incorporó a 20 millones de estadounidenses. Por supuesto que hay problemas, la deuda aumentó, pero hay menor déficit. Quién puede negar que Obama hizo un gran trabajo. ¿Quién? Trump. Y en la era de la post verdad convenció con mentiras.

México está en ese territorio de infamias. Cómo reaccionar, lo primero sería no reaccionar sino hacer del tiempo un aliado. El tiempo y yo somos dos, sentenciaba Quevedo. Trump tiene elecciones intermedias en menos de 24 meses. Le urge cumplir con sus fanfarronadas de campaña. El TLC es una prenda simbólica que quiere entregar. China sí los agobia. Los mercados y los intereses hablarán antes. Compremos ese tiempo. Trump anunció cambios inmediatos. Típica expresión mesiánica. Eso no existe. El que está atrapado en su discurso es él. El "cinturón oxidado" lo estaba antes de la firma del TLC. La batalla que perdimos fue resultado de nuestra incapacidad para explicar los beneficios mutuos del acuerdo comercial. Esa sí es nuestra prisa.

Él habla de naciones que roban y destruyen. La víctima de los malvados son los Estados Unidos. Pobres inocentes que se dejaron robar y destruir. El discurso ofensivo de la campaña continuó y habrá costos. Por lo visto Bush padre era un ingenuo. Habló de los políticos que no hacen nada. Con ello ofendió a Bush hijo y a Obama, a republicanos y demócratas. Su capacidad de ofensa rebasa por mucho su inteligencia y su muy limitado vocabulario. Por supuesto Obama salió minutos después a defender su visión de las cosas. El puño cerrado amenaza con revisar alianzas, pero en el camino ya ofendió a Merkel, incitó a la destrucción de la Unión Europea y, por si fuera poco, llamó obsoleta a la OTAN. Va muy rápido y si México actúa con aplomo, las buenas formas redituarán.

Nada más contrario a la diplomacia que los impulsos tuiteros de Trump. Diplomacia y tuit son antípodas. Que siga con el tuit y los conflictos se multiplicarán en poco tiempo. Si México reacciona en espejo, sin calidad argumentativa y haciendo del personaje una piñata, nos estaremos poniendo la soga al cuello. Seremos alimento de la Méxicofobia. Las relaciones entre México y EU han pasado por capítulos muy difíciles. Pero nunca antes habíamos estado en mejor posición para defendernos. Nuestra economía es más abierta que la de ellos, el carácter complementario no se elimina de un plumazo, incluso la geografía se opone.

El poder civilizatorio del comercio tuvo impacto en México con el TLC. En menos de un cuarto de siglo aprendimos a exportarles y a exportar. Si se trata de renegociar todo, ahora estamos en mejor condición que hace un cuarto de siglo. Más abiertos y con mejores cimientos. Y la seguridad, que tanto le importa, es un gran tema que cruza por México. Sin pausa, pero sin prisa, dejemos que la simplicidad de su discurso tropiece con la necia realidad. Su fórmula económica, el proteccionismo, fue en parte lo que condujo a la crisis del 29. Pero la globalización es también informativa y los ojos del mundo observarán sus medidas.

Si disminuye los gravámenes empresariales, abrirá un hueco de financiamiento público. ¿Recurrirá a más endeudamiento? La elevación de tasas de la FED puede paliar, pero sólo eso y con un costo. El constructor no entiende que buena parte de la riqueza de EU proviene ya del comercio. Está ofuscado con el origen de las manufacturas. Por lo pronto México debe negociar sin miedos absurdos y confiando en nuestros aciertos. Además de comercial, esto es una guerra cultural. La realidad se encargará de desmentir al simplón.

Welcome to reality Mr. President.

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