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Viento en contra

FEDERICO REYES HEROLES

De nuevo la estremecedora escena: el padre, moribundo del alma, con el rostro quebrado e invadido de lágrimas, abraza a sus dos hijos mirando el féretro del tercero. De nuevo fue en Estambul, en plena celebración de Nochevieja, los cuerpos volaron por los aires. Cuatro decenas de muertos, muchos extranjeros. El "Bataclán" turco. ¿Por qué?

Londres, Madrid, París, ahora Berlín, por supuesto Nueva York, Bali y otras, aviones que se precipitan al mar sin explicación técnica, pero con muchas conjeturas detrás. Un poderoso veneno recorre las venas de cientos de seres humanos, de miles, de decenas de miles, de no sabemos cuántos. Dispuestos a dar su vida parecieran igual de satisfechos con la muerte de un francés que de un turco o de muchos. La perversa predilección por los representantes de Occidente, sean ellos los que sean, se tambalea como hipótesis. La Puerta del Sol en Madrid está amenazada por yihadistas. En el horizonte de la amenaza no hay fronteras.

La discusión viene de muy atrás, Kant apostó a que la multiplicación de las democracias garantizaría la paz perpetua. Miraba hacia una estructura universal del mismo corte para las naciones. Las democracias no deberían guerrear entre sí. Los acuerdos internos, los fundamentales, libertades, elecciones, se impondrían. Pero ahora resulta que Putin es un aliado de Trump. No importa que las investigaciones en Estados Unidos muestren al sistema de espionaje e intervención en las elecciones, el señor Trump siempre ha sabido que es un "tipo vivo". Es el mismo mundo que contempla por larguísimos meses los bombardeos de Alepo hasta que se logra la destrucción total.

La alianza entre el dictador sirio y Putin eliminó físicamente a los subversivos, un horror humanitario, y así garantizó la permanencia en el poder a Bachar el Assad. Con un agravante que quedará en el memorial de la ignominia. La profesionalización de las guerras, si es que una expresión así es aceptable, se logró a partir de la Segunda Guerra Mundial. La reducción del número de civiles muertos en las confrontaciones fue muy importante. De hecho, la posibilidad de garantizar que no habrá muertes crece con las nuevas tecnologías. Pero en la guerra de Siria, en Alepo en particular, más del 70 % de las víctimas fue de civiles. Terrible retroceso civilizatorio.

Las tesis se sacuden. A principios de esta década Steven Pinker publicó una investigación notable, The Better Angels of our Nature, en ella argumenta con mucha información que la violencia en lo general, pero sobre todo en Estados Unidos, tiende a disminuir. Muy alentador. Pero con los nuevos arranques atómicos de Corea del Norte, Estados Unidos y Rusia, más los existentes, es difícil evitar otra lectura. Por lo visto para amarrarle las manos a la humanidad ellos sólo creen en la amenaza. Una paz bajo amenaza. Mientras los líderes mundiales mandan mensajes de paz, miles de soldados custodian las grandes ciudades por el lógico temor a un nuevo atentado. En Bagdad dos atentados reclamados por el Estado Islámico dejan al menos tres decenas de muertos. Esto no para.

Las deportaciones-expulsiones por parte de la Unión Europea se estrellan contra la realidad. Sólo se cumplen el 36 % y con eso es ya una vergüenza para la humanidad. Los motivos son varios, desde burocráticos en sus países de origen, hasta por la incapacidad de mantener control sobre decenas de miles de seres humanos. Pero claro, ese fracaso alienta a los xenófobos y a las derechas radicales que tienen la oportunidad en 2017 de provocar una nueva sacudida en Europa. A dónde va todo esto, intervenciones y alianzas inconfesables en las elecciones de la primera potencia global; persecuciones de sus diplomáticos en Rusia. Estrategias entre dictadores de eliminación conjunta de cientos de miles de personas. Una lista de atentados que no tiene fin; la debilidad de Naciones Unidas y de los propios Estados Unidos frente a la masacre en Alepo. ¿Cuál es la salida?

"Pido al señor sostener a todos los hombres de buena voluntad que se arremangan las camisas para afrontar la plaga del terrorismo y esta mancha de sangre". A un hombre de fe como Francisco le queda esa salida. Pero en el horizonte no hay muchos de esos hombres, más bien destaca Ángela Merkel cuya política muchos califican como "multicracia", otros la critican por esa actitud de conciliación que por momentos la perfila como débil. Otros hablan "mamicracia" pues Merkel se ha convertido en la guía ética de un humanismo renovado y pragmático, que se enfrenta a la descarnada deshumanización que galopa en naciones que eran referentes democráticos.

Ahora, como hace tres semanas, fueron inocentes en Turquía los que pagaron con su vida el frío cálculo de Erdogan en su apoyo a Siria. Por más que estas fechas sean de renovación de las esperanzas, mentiría si escribiera que el orbe va viento en popa.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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