El gobierno de Rubén Moreira entra a la recta final de su sexenio con avances considerables en algunos aspectos, pero también con rezagos heredados para los que ha mostrado poca voluntad de acción. Al balance hay que sumar los desafíos que vienen en el último año.
Dentro de los puntos positivos de este sexenio destaca sin duda la mejora de los índices delictivos, sobre todo los vinculados con el crimen organizado. La violencia hoy está lejos de los picos alcanzados entre 2011 y 2013. Aunque todavía es temprano para cantar victoria, si antes la principal preocupación de los ciudadanos tenía que ver con la operación sin freno de cárteles del narcotráfico, hoy esa preocupación se ha trasladado hacia los delitos comunes, situación que refleja que hace falta trabajar más en la prevención y la procuración de justicia.
El segundo punto a notar es el de la creación del empleo. Cuando Rubén Moreira asumió la gubernatura, Coahuila se encontraba inmerso en una depresión derivada de la crisis financiera mundial de 2008-09 y en adición, la inseguridad rampante hacía poco atractiva a la entidad. Decenas de miles de empleos se habían perdido. En el arranque del sexenio, el gobernador fijó una meta 100,000 nuevos puestos de trabajos, la cual ya ha sido superada con creces. Sin embargo, lo que hace falta ahora es que dichos empleos se conviertan, poco a poco, en trabajo de calidad y que su distribución sea equitativa y no sólo se concentren en algunas regiones, como la Sureste, en donde se encuentra la capital de la provincia, que desde hace lustros ha sido beneficiada con el arribo de inversión privada, si bien es menester resaltar, que en la administración del actual gobernador, el reparto ha sido más equitativo.
Un tercer logro tiene que ver con la gestión de obras en medio de una situación financiera difícil. La deuda de más de 36,000 millones de pesos dejada por la administración de Humberto Moreira y su teniente Jorge Torres López, ha representado el principal freno a la inversión pública debido a la cantidad de recursos que se debe destinar para su pago. Esta situación orilló al gobierno estatal a buscar sacar adelante proyectos en conjunto con municipios y Federación, cosa que se ha logrado. Pero el rezago en infraestructura es tal, que el esfuerzo resulta, por decir lo menos, insuficiente.
Entre los grandes pendientes sobresale el tema de la transparencia de la deuda pública. Desde antes del inicio de la administración actual, un sector de la ciudadanía ha sido insistente con conocer el destino de los recursos obtenidos vía créditos contratados en el sexenio anterior. Es fecha que la respuesta cabal no ha llegado, como tampoco han llegado los resultados de las supuestas investigaciones que se siguen por el caso. También ha despertado polémica el silencio y la omisión del gobierno frente a las investigaciones que se siguen en España y Estados Unidos y que vinculan a exfuncionarios y funcionarios estatales.
Por otra parte, si bien ha habido un esfuerzo por fortalecer y actualizar la legislación de Coahuila, éste no ha tenido su réplica en el fortalecimiento institucional necesario para que se cumpla dicha legislación. Se ha creado o reformado un buen número de leyes, algunas muy polémicas por sus motivaciones, pero esto no ha redundado en acabar con lastres tan pesados como la impunidad o la corrupción, debido a que el marco institucional continúa siendo prácticamente el mismo. Ahí está como ejemplo el caso de la contratación de empresas “fantasma” que, con todo y las leyes de vanguardia, no se pudo evitar.
En su discurso con motivo del V Informe de Gobierno, el gobernador Moreira enunció los cinco ejes que seguirá su administración en 2017: reforzar la seguridad; defender el crecimiento económico de las turbulencias internacionales; continuar con la búsqueda de desaparecidos; ampliar el ejercicio de los derechos humanos, e incidir en la protección del medio ambiente y los animales. No hay que olvidar que el próximo año será electoral y que este simple hecho representa por sí mismo un obstáculo para la concreción de objetivos y proyectos. Ojalá que entre los propósitos de gobernador esté también el de no dejarse llevar por los tiempos proselitistas y desvincular la agenda gubernamental del proceso electoral, algo que, por lo observado en el pasado, se antoja difícil.
