Experiencia. Tres jóvenes laguneros por dos días, vivieron y sufrieron como migrantes en las calles de Torreón. (CORTESÍA)
"Nunca se entiende a una persona hasta estar en sus zapatos", fue la teoría que aplicaron tres jóvenes laguneros que por dos días se vistieron, vivieron y sufrieron la experiencia de ser migrantes. Al final aseguran que los migrantes "son como nosotros, pero mucho más valientes".
Alejandro López, Anuar Hernández y Jorge Saucedo Alvarado, dejaron las comodidades de su hogar y sus vehículos para caminar y caminar por las calles de Torreón para tener esa experiencia de vida.
Su salida fue a las 4:00 de la tarde. Su destino era la Casa del Peregrino de Cáritas Diocesanas en la colonia Nueva California. Tras caminar algunas cuadras y pedir el famoso "raid", una persona detuvo su marcha y los subió sin hacer pregunta alguna. Al llegar, una de las encargadas les dijo que no había más espacio, por lo que hubo necesidad de explicarle su experimento social.
En la casa, charlaron con varios de los huéspedes, cuyo destino era Estados Unidos, en busca del llamado "sueño americano". Más tarde, vivieron la experiencia de "charolear", que no es más que pedir dinero en las calles, para tener algo que comer y seguir su camino.
Después, realizaron algunas compras con el dinero que se obtuvo, y fue aquí en donde sufrieron de las primeras miradas de rechazo, luego de que los vigilantes les dijeran que ahí no podían pedir ayuda.
Así transcurrió el primer día. El segundo se realizó apenas el jueves pasado. Fue quizá el día más duro. En este día dos personas les dieron un "raid" no hasta la Casa del Peregrino, pero sí algunas cuadras.
"Empezó a chispear, llegamos a (bulevar las) Fuentes, en el bulevar pensamos que conseguir un raid sería más fácil, pero nadie, casi hasta nos atropellan, seguimos y nada. Estaba oscureciendo", cuenta Jorge. Finalmente una persona se detuvo y los subió. Pretendían llegar hasta las vías, cercanas a la colonia las Julietas.
En su camino la gente los veía como extraños. "La gente no nos saludaba y pasábamos cerca y se quitaban", recuerda Anuar.
Finalmente llegaron a las vías del tren. "Tienes que buscar qué tren te lleva ( a la frontera), preguntas a quien sea, entre los migrantes que están ahí. Ellos nos dicen que se esconden (los migrantes), porque si un maquinista te ve le dan más rápido, y tienen que cuidarse de la policía privada, y de la migra", cuenta Alejandro.
El subir a la "bestia" fue otra experiencia que los marcó, pues un movimiento en falso puede costarles la vida o dejarlos mutilados, con lo que terminaría su viaje rumbo al "sueño americano".
Gracias a lo vivido, los jóvenes dicen que para estas personas su principal motor es la familia. "Por su familia pueden hacer lo que sea, a pesar de que es más de un mes de viaje arriesgan todo, lo que los mueve, muchos se quedan en el intento, muchos no llegan ni siquiera a Veracruz, o se regresan", dice Alejandro.
Mientras que para Anuar "la experiencia que más me deja es la solidaridad que se vive entre ellos… aunque sufran discriminación siguen en pie, tienen su fe y la esperanza de que al llegar allá van a tener una mejor vida, aunque muchas veces se queden en el camino, tienen esa motivación. Creo que estando en su situación haría lo mismo, hasta lo imposible".
Jorge, por su parte, dijo: "Me dejó la fe, muchos de ellos dicen que salen sin nada y vienen por así decirlo, a la aventura para llegar allá y no hablo de una fe a Dios, algunos dicen, pero tienen fe en hacer algo por su gente, principalmente por sus hijos,
No tenemos hijos, pero viéndolo del punto de vista de nuestros papás creo que harían lo mismo por nosotros".
JÓVENES
Realizaron el experimento social en Torreón.
