EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

La honestidad no es moneda de cambio

GERARDO ESQUIVEL

La honestidad no es, ni puede ser, una moneda de cambio, sino un principio que debe regir la vida académica, social y política

El equipo de investigación de "Aristegui Noticias" reveló este fin de semana que al menos 197 párrafos de la tesis de licenciatura del presidente Peña Nieto habían sido copiados de manera íntegra de los trabajos de otros autores. Este comportamiento ha sido disculpado o minimizado por diversas personas. Algunos han aducido que este es un comportamiento tan frecuente que se vuelve irrelevante. Otros lo achacan a un error de juventud. Su asesor de tesis considera que fue un error de imprenta. La Presidencia emitió un comunicado señalando que fue un error de estilo. El secretario de Desarrollo Social considera el tema como una frivolidad. Por su parte, Sergio Sarmiento cita a Wilson Mizner: "Si robas de un autor es plagio. Si robas de muchos, es investigación". Esto último refleja no sólo un desconocimiento evidente de lo que significa el trabajo de investigación, sino un burdo intento por disculpar al Presidente.

Esta actitud tan frecuente de condescendencia y complicidad con el plagio académico ha llevado a un grupo de académicos de la UNAM, de la UAM, del Colmex, del CIDE y de otras instituciones educativas a manifestarse en torno a este hecho en particular, y en torno al plagio académico en general. A continuación transcribo de manera íntegra el comunicado y, en la versión electrónica del mismo, ustedes podrán ver el nombre de todos y cada uno de los académicos que suscribimos este documento.

A la opinión pública: Quienes suscribimos estas líneas pertenecemos a la comunidad académica mexicana. Como parte de ella, reprobamos el plagio en todas sus variantes. El caso que ocupa en estos días a la sociedad mexicana es el de la tesis de licenciatura que redactó a principios de los años noventa el ahora presidente Enrique Peña Nieto. Esta tesis fue presentada en la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana y, por tanto, es esta facultad la que responderá concretamente a la evidencia presentada. El hecho es grave en sí mismo por todo lo que implica respecto a los valores que deben orientar no sólo la vida académica, sino a la vida en sociedad. En lo que respecta a la primera, sin estos valores, entre los que destaca la honestidad intelectual, el desarrollo del conocimiento en todos sus campos es prácticamente impensable.

Tanto el vocero de la Presidencia como el secretario de Educación y el director de la tesis en cuestión (ahora miembro del Poder Judicial de la Ciudad de México), al igual que una parte de la opinión pública, han minimizado el hecho. Esto nos parece aún más preocupante. Como académicos y como ciudadanos, creemos que es una obligación elemental señalar lo inaceptable de una conducta indebida. Si esta conducta es relativamente usual, eso no disminuye dicha obligación. Se trata, en el caso del plagio académico, de una acción que atenta contra el quehacer intelectual, contra las normas mínimas que deben regir el funcionamiento de toda institución universitaria y contra aspectos esenciales en la formación de la juventud mexicana. Conviene recordar que la universidad no forma principalmente académicos, sino hombres y mujeres con los conocimientos, valores y herramientas indispensables para construir una sociedad mejor.

Mientras no surja una conciencia del sinnúmero de implicaciones y consecuencias negativas que conlleva el plagio académico, mientras se le siga considerando una falta menor y mientras no exista una legislación adecuada para identificarlo y castigarlo, seguirá siendo una práctica más o menos recurrente entre los estudiantes, profesores e investigadores de México. Aunque en años recientes han salido a la luz varios casos que han llevado a la discusión del tema y se han presentado algunas propuestas al respecto, las autoridades correspondientes y la sociedad en su conjunto no han reaccionado como el problema lo amerita y exige.

La honestidad no es, ni puede ser, una moneda de cambio, sino un principio que debe regir la vida académica, la vida política y la vida social. Reivindicar este valor en todos los ámbitos es parte necesaria de la lucha contra la corrupción y contra la impunidad.

Twitter: @esquivelgerardo

Correo: [email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Gerardo Esquivel

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1257008

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx