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Nuestro Nazas

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Con esta atípica temporada de lluvias copiosas en la cuenca media y baja del río Nazas, esta semana los laguneros estamos presenciando una vez más el espectáculo de ver pasar agua por el lecho seco del Nazas. Es la quinta ocasión que esto sucede desde la inauguración de la presa Francisco Zarco allá en 1968 (como dato anecdótico, apenas estrenada la presa tuvo que entrar en contingencia, ocurriendo la primera y más caudalosa avenida de las cinco) conocida popularmente con Las Tórtolas. Se puede recordar aquellas avenidas de 1991, con grandes volúmenes que corrieron por meses hace ya 25 años. Para 2008, volvió el agua en manera importante. Dos años después una vez más corrió de nuevo aunque con menos volumen. Por supuesto la que ahora nos ocupa es la quinta.

Sin embargo, en esta ocasión esta nueva avenida tiene una génesis diferente a las anteriores. En esta vez, la supuesta necesidad de desfogar de manera preventiva (así lo describen las autoridades de Conagua) volúmenes de agua es por la cantidad extraordinaria que acumuló apenas en menos de un mes la presa reguladora Francisco Zarco, que ha recibido captaciones realmente excepcionales para los estándares de esa región específica. A finales del mes de julio pasado Las Tórtolas tenía tras su cortina un volumen entre 120 y 140 millones de metros cúbicos, algo así como el 36 % de su capacidad NAMO, que significa según Conagua el nivel máximo de agua ordinaria, que quiere decir la capacidad máxima de almacenaje en situaciones ordinarias. En pocas semanas logró incrementar alrededor de 180 millones de metros cúbicos, producto de los escurrimientos que le aportó lo cuenca media del Nazas y hasta el propio arroyo de Cuencamé que desemboca precisamente en el primer vaso de la hoy casi llena presa.

¿Cuál es entonces la diferencia fundamental? Pues que los grandes volúmenes de agua que año con año corren por los canales de riego en la Comarca Lagunera provienen básicamente de lo que se logra acumular en la presa Lázaro Cárdenas, conocida como la presa de El Palmito ubicada en el municipio de Indé, Durango, al pie de la Sierra Madre Occidental, misma que es alimentada por dos ríos: El Ramos y El Oro que bajan justo de la sierra y que al juntarse cuando no había presa daban origen al Padre Nazas.

La presa Lázaro Cárdenas o El Palmito es en realidad la almacenadora del agua que se utiliza en el distrito de riego 017; tiene una capacidad de almacenamiento ordinario de 2 mil seiscientos ochenta y nueve millones de metros cúbicos, mientras que Las Tórtolas que es la presa reguladora tiene un capacidad de almacenaje de aguas ordinarias de 309 millones, 8.7 veces menos. Más aún. Para tener un orden de la magnitud, un ciclo agrícola de primavera-verano, gasta un volumen promedio de entre 800 y 900 millones de metros cúbicos, lo que equivaldría a poco menos de un tercio de capacidad de El Palmito, y a 2.5 veces la de Las Tórtolas en su máxima capacidad.

Conagua ha dicho que este desfogue es de manera preventiva, que estamos a la mitad de la temporada de lluvias y más vale tirar el agua para evitar una contingencia mayor.

Podría ser, pero el haber ordenado sacar agua por el lecho seco porque Las Tórtolas tiene volúmenes altos a la postre como siempre sucede en nuestro desierto será agua que pronto se va a extrañar.

Eso de que de seguir subiendo el nivel de la Zarco es peligroso, es relativo. El cauce del Nazas de la cortina de la propia Zarco soporta 200 metros cúbicos por segundo sin salirse de cauce hasta llegar a la represa de San Fernando donde empiezan los canales de Sacramento y Tlahualilo, que pueden conducir 100 metros cúbicos por segundo. En tanto el canal de estiaje que se construyó sobre el lecho seco del río entre Torreón y Gómez tiene una capacidad de 600 metros cúbicos por segundo.

Así pues, si Las Tórtolas liberan 200 metros por segundo, su volumen descendería a razón de 17 millones de metros cúbicos, lo que significa que en 17 días hipotéticamente estaría vacía.

Así pues, qué romántico y bonito es ver correr el agua por la zona conurbada de La Laguna, pero esta determinación de Conagua me parece es más por darse importancia ellos mismos que por un eventual peligro, insistiendo que la contingencia de ahora es por la presa Zarco, no Palmito.

Hay que ir al vado a mirar el agua, pero hay que ser conscientes que esta medida trastoca el tráfico, ensucia norias que surten colonias populares que ahora tienen que abastecerse a través de pipas y detienen obras, como la del puente Falcón y del segundo periférico, en aras de una presunta prevención.

Por cierto, Conagua tiene previsto desfogar el resto de la semana y entonces cerrar las compuertas. Quizá entonces no había urgencia, pero pues aunque sea por poco tiempo qué bonito en nuestro Nazas.

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