EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Honor

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

La palabra de origen latino, "honor" refiere al reconocimiento de virtudes como la rectitud, decencia, dignidad, respeto, gracia y otras más reunidas en un individuo (o en un grupo de éstos) al que "se le honra". El honor, en su sentido originario, no podía ser entonces autoasignado, sino que tenía que venir de los demás. Pero no de otros cualquiera, el honor lo debían otorgar personas que a su vez tenían que haber recibido de otros sus honores; de tal forma que el valor de ese reconocimiento social se garantizaba.

Todavía hace unos siglos en la cultura occidental, así como pasa en Oriente, los individuos que nacían en familias que habían sido honradas, es decir, reconocidas por otros como virtuosas, tenían la obligación de "preservar el honor familiar", como algo que formaba parte del patrimonio heredado. Nada peor, en ese sentido, que ocasionar la deshonra familiar.

Por supuesto, como ha ocurrido con todos los sentidos en Occidente, el del honor se desvirtuó. Fue vinculado a jerarquías sociales bajo una visión que asociaba la posesión de bienes materiales con la calidad moral de las personas. Ser "gente de bien", significaba ser poseedor de riquezas y al mismo tiempo ser digno de honor.

Hoy en nuestro país, todavía hay muchas personas que viven bajo esa convicción, aunque, a diferencia de lo ocurrido en el pasado, ya no importa tanto el origen de los bienes, sino exclusivamente su posesión.

En cambio, la tradición del pensamiento liberal estaba preocupada, al menos hasta cierto punto, por la forma en que los bienes eran conseguidos. Había prácticas, como las que hoy clasificaríamos de corrupción, que significaban la pérdida de todo bien y la debida deshonra. Por supuesto, actividades como el comercio de esclavos que en la actualidad nos horrorizan, eran bien vistas en algunos lugares y espacios epocales; pero, el honor mantenía un cierto valor que se perdió casi por completo cuando los individuos en Occidente comenzaron a suponer que podrían honrarse a sí mismos.

El mayor problema de la "autohonra", es que no requiere de exigencia ni de virtuosismo alguno para ser otorgada. Basta con ser un ególatra para dignificarse a sí mismo, sin importar absolutamente nada más.

Cuando el exgobernador de Coahuila y exdirigente nacional del PRI, Humberto Moreira, sale a defender su honor, lo que defiende es su ego. No puede defender otra cosa, porque hasta ahora, nadie verdaderamente honorable lo ha honrado; porque, por su historial, nadie verdaderamente honorable podría honrarlo.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Con sinsentido

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1194806

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx