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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Ahora me llaman Tomás nomás

Juan Recaredo

Cuando yo tenía dinero, me llamaban Don Tomás. Ahora que ya no lo tengo, me llaman Tomás, nomás…" Con una fina ironía, este dicho nos hace reflexionar acerca de la gran importancia que le damos en este mundo al money, a la lana, al dinero.

La verdad es que, aunque sea una frase hecha, no por eso deja de ser cierta cuando dice que el dinero mueve al mundo, que todo en esta vida se hace con un interés y el interés máximo es tener dinero, mucho dinero, porque tener dinero significa tener poder, significa tener la fuerza necesaria para hacer que las cosas se hagan como a uno "se le da la gana".

La palabra dinero proviene del denarius, el denario que era una moneda romana. Tener denarios era tener riqueza, tener dinero, tener lana. ¿Y por qué lana? Es que en un tiempo el ganado era como un elemento de cambio, por eso se llama ganado porque es lo que ganaste, vacas, chivas y borregos, porque tener esos animalitos era tener riquezas.

Tener borregos era tener lana en un tiempo en el que ni soñaban con las fibras sintéticas. Si querías tener dinero comerciabas con los borregos y con la lana que ellos producían y que se convertía en recursos, en dinero contante y sonante como le decimos ahora, aunque si no son monedas, pues el dinero es contante, pero no sonante: ni los billetes ni las tarjetas de crédito suenan.

Las monedas son el dinero metálico. Los romanos tenían a la diosa Juno Moneta y en el templo dedicado a ella se acuñaban unas piezas metálicas que llamaban monetas que para los franceses fueron monnaie, para los inglkeses money y para nosotros monedas.

El dinero es la marmaja, sulfuro de hierro que brilla y que por eso se usa como apodo del dinero aunque sepamos que "no todo lo que brilla es dinero". El señor es muy rico, tiene pachocha, tiene mucho billete o billullo como se le dice al billete en muchas comunidades. "Aunque tengo poco oro y poca plata…" dice una canción que se refiere a una mujer falsaria que entrega su cuerpo a cambio de dinero, de algo de guita, como dicen algunos argentinos o de parné como dicen algunos españoles. "Bien pagá que a mí te supiste dar por un puñao de parné…" o sea por un poco de morralla, por una feria, como decimos en el norte de México.

Normalmente la morralla es moneda fraccionaria, la calderilla o menudo como le dicen también los hispanos o los morlacos, como decía Gardel cantando "Los morlacos del Otario los tirás a la marchanta como juega el gato maula, con el mísero ratón".

Los morlacos literalmente eran los naturales de Morlaquia, antiguo país europeo, pero ahora los morlacos son los centavos, el efectivo o circulante y ya me retiro porque luego me gana la ambición y eso no es sano, y es que ya ve usted que el dinero no hace la felicidad… ¡la compra hecha!

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PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Hilda Martínez. ¿Cómo debe decirse, grapar o engrapar?

RESPUESTA:

Las dos formas se consideran correctas.

Me voy con esta reflexión: un libro abierto es un cerebro que habla, cerrado un amigo que espera, olvidado un alma que perdona, destruido un corazón que llora. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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