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Cumbre caliente

Jaque mate

SERGIO SARMIENTO
"Los buenos deseos no generan buenas políticas públicas."

— Bjorn Lomborg

La Tierra se está calentando y el proceso es consecuencia de la actividad humana. Éstos son hechos científicos que sólo pueden negar los republicanos estadounidenses, algunos de los cuales también creen que la Tierra es plana o que el mundo fue creado en seis días. El 2015 cerrará con una temperatura promedio un grado Celsius superior a 1880, cuando empezaron a mantenerse registros internacionales. Es el año más caliente del período; el segundo es 2014.

Miles de gobernantes, políticos, académicos y periodistas se reunirán este 30 de noviembre y hasta el 11 de diciembre en un París todavía aterrado por los atentados del 13 de noviembre para buscar reducciones en las emisiones de gases contaminantes. El propósito es limitar el aumento de la temperatura superficial del planeta a dos grados sobre el promedio registrado antes del inicio del período industrial.

Ésta es la 21ª conferencia de las partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992. ¿Qué tanto se ha avanzado en reducir las emisiones tras 20 reuniones anteriores? En 1992 la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era de 356 partes por millón. En este 2015 hemos alcanzado 400 ppm.

El Protocolo de Kioto de 1997 comprometía a los países del mundo a una disminución de las emisiones globales de gases contaminantes de 5 por ciento sobre los niveles de 1990. Lejos de una disminución, hay un aumento superior al 12 por ciento. Uno de los pocos países que logró disminuir sus emisiones fue, curiosamente, Estados Unidos, que no ratificó el protocolo, y esto porque experimentó un incremento importante en su producción de gas natural por el uso de una tecnología llamada fractura hidráulica o fracking que le permitió remplazar con gas parte de la generación de electricidad que se hacía con carbón, un combustible mucho más contaminante. La paradoja es que hoy algunos grupos ambientalistas quieren prohibir el fracking.

Los gobiernos hacen promesas para reducir sus emisiones de gases contaminantes, pero después toman medidas que tienen el efecto contrario. Japón se comprometió a una reducción de 6 por ciento en el protocolo de Kioto, pero en el año fiscal terminado en marzo de 2014 registró su segundo nivel más alto de emisiones en la historia: 1,408 millones de toneladas métricas de CO2, 10.8 por ciento más que en 1990 (Reuters, 14.4.15). Una de las razones principales fue el cierre de reactores nucleares después del accidente de Fukushima de 2011.

Alemania es quizá el país que más éxito ha tenido en los intentos por reducir sus emisiones de contaminantes. El gobierno ha pagado enormes subsidios a la generación eólica y solar, lo que le ha permitido generar 35 por ciento de su electricidad de fuentes renovables. Los subsidios, sin embargo, han distorsionado el mercado. Los distribuidores de electricidad compran de manera preferente la energía renovable (cuando está disponible) ya que los productores pueden regalarla porque viven de los subsidios. Esto ha inhibido el uso del gas natural, un combustible limpio, y ha promovido el lignito y el carbón, que son muy contaminantes pero más baratos y cuyas plantas pueden permanecer sin producir cuando hay mucha generación solar y eólica.

Aun si los políticos lograran acuerdos espectaculares en la COP21 y eliminaran de un golpe el uso de combustibles fósiles, lo cual provocaría un desplome de la economía mundial, no se detendría el cambio climático. El dióxido de carbono alcanza su máximo efecto unos 10 años después de su emisión y se mantiene en la atmósfera durante mil años o más. La Tierra se seguirá calentando, muy probablemente por arriba de los dos grados, independientemente de lo que se decida en París.

 SOLUCIONES DAÑINAS

El calentamiento global parece inevitable, pero no destruirá el planeta. En cambio algunas de las medidas que se están promoviendo para combatirlo provocarían un desplome económico y un enorme incremento de la pobreza. Lo peor es que no detendrían el calentamiento.

Twitter: @SergioSarmiento

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