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Peor para los peatones

Civitas

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Pasada la crisis de violencia en la ciudad, poco a poco surgen otras problemáticas relevantes que también implican la vida. Cada vez más, se discuten problemas urbanos relacionados a la movilidad de las personas y el diseño de las ciudades. Porque nada más cotidiano en la ciudad, que la movilidad en las ciudades. De esa manera, la calidad de vida de una sociedad también se mide por la forma en la que las personas se mueven.

Recientemente no dejan de impactarme la muertes de personas que en el transcurso de sus actividades, pierden de la vida en el traslado. Para no ir tan lejos, retomo dos historias sucedidas en Torreón. Julio. Por la noche salió caminando una madre con sus dos hijos. Ante la poca visibilidad, uno de los pequeños, de dos años, cayó en una alcantarilla sin tapa, una situación que parece normal en la ciudad. ¿Cuántas alcantarillas han visto así en los últimos años? ¿Cuántas trampas mortales en la ciudad? Tristemente el niño falleció y sin embargo, aceptamos que la ciudad es así, que cualquier día un persona muere al trasladarse. Invertimos millones de pesos en bulevares, pavimento y puentes vehiculares, pero no reparamos en la seguridad de los peatones. Mal, muy mal estamos cuando las prioridades son otras, que no el cuidado de la vida.

Agosto. Diez de la noche. Como otros días, caminó para cruzar la Saltillo 400 a la altura de la calle Gómez Morín, para luego encontrar la muerte con un veloz auto. El impacto fue tal, que el vehículo arrastró el cuerpo por más de 60 metros. La escena ya parece común en esas vialidades de la ciudad, donde el "derecho" a la velocidad se vuelve sinónimo de muerte. Y sin embargo, la sola idea de bajar la velocidad en cualquiera de esas vialidades, indigna más a los ciudadanos, que la pérdida de las vidas. Mal, muy mal está una ciudad, cuando privilegia la velocidad de los automóviles, en detrimento de las personas. No es casualidad, que en las últimas semanas muchos ciudadanos se quejaron de los agentes de tránsito y vialidad en la carretera Torreón-San Pedro. Los veloces automovilistas señalan extorsiones de los agentes. Es posible, pero antes pensemos en lo siguiente: para que exista corrupción es necesario dos partes. ¿Acaso se reconocen? Tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata. Sin embargo, la indignación no provine de las decenas de muertes en esa vialidad por el exceso velocidad. Ni tampoco indigna, los peatones que han muerto en esa zona, algunos ya ni siquiera por cruzar, sino sólo por estar cerca de un percance vehicular. Lo que indigna a tantos automovilistas es no poder ir a 120, o incluso, a 140 kilómetros por hora, porque ahí están los entrometidos tránsitos. Indigna que la autoridad limite la velocidad, que se meta con el gusto de ir más rápido. En esa lógica, lo sagrado no es la vida, sino cuán veloz puedes ir.

Para mi sorpresa, al revisar sistemáticamente más de una década de muertes asociadas al transporte y la movilidad en Torreón, encontré que la primera tendencia la concentran los peatones. La segunda causa de muerte es de automovilistas. ¡Más todavía! Existe una correlación entre ambas causas. ¿No creen que ya es hora de hacer algo? Recupero algunos estadísticas de nuestra tragedia: entre los años 2000 y 2013, murieron 432 peatones, 243 automovilistas, 41 motociclistas y 23 ciclistas. Es decir, ¡739 personas! (Para el caso, el Inegi registra a precisión las causas de muerte).

Pero lejos de tratarse de simples accidentes que se acumulan, o cosas del azar, lo que tenemos es un terrible patrón donde el diseño urbano y las políticas de movilidad, alientan esas tendencias. Cuando leí el extenso "Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial, 2013", publicado por la Organización Mundial de la Salud, constaté esa problemática compartida. La OMS identifica que "las lesiones causadas por el tránsito son la octava causa mundial de muerte, y la primera entre los jóvenes de 15 a 29 años. Las tendencias actuales indican que, si no se toman medidas urgentes, los accidentes de tránsito se convertirán en 2030 en la quinta causa de muerte".

Igualmente, otra conclusión del informe acomoda a la perfección a mi ciudad: "Las políticas de transportes olvidan a los peatones y los ciclistas. Los datos existentes constituyen una seria advertencia a los gobiernos respecto de la necesidad de tener en cuenta a los usuarios no motorizados de la vía pública".

Tal vez para la próxima, lo entendamos muy tarde.

Nos vemos en Twitter, @uncuadros.

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