Lugar histórico. La planta baja del Hotel Salvador tenía un restaurante lujoso, ahora alberga dos locales comerciales. (Ramón Sotomayor)
El Hotel Salvador de Torreón lucha por mantenerse como uno de los edificios que forman el patrimonio histórico de la ciudad.
El lugar fue inaugurado en el año de 1904 y ha sido parte de casi todos los capítulos históricos de relevancia en la región, recibió a personajes como Venustiano Carranza y Pancho Villa, pero actualmente luce en el completo abandono y con daños severos en sus detalles del estilo "chateau".
Antes de que Torreón ya fuera considerada como ciudad el Hotel Salvador ya brindaba su servicio entre los habitantes y visitantes de la región, pronto se convirtió en uno de los más grandes y lujosos lugares en la mancha urbana, el estilo europeo de sus detalles en el exterior e interior eran una innegable atracción en el primer cuadro de la ciudad.
Se le ubicó desde el inicio a la altura de la avenida Hidalgo y la calle Zaragoza, originalmente propiedad del coronel Carlos González quien en pocos años de administración logró colocarlo en el mapa de la escena nacional, ayudado en parte por el entusiasmo económico y la efervescencia de inversiones que se vivían en Torreón hasta antes del estallido de la Revolución Mexicana.
Para el año de 1906 se abrió su restaurante en la planta baja del hotel, se sirvieron en adelante platillos con recetas importadas de países como España, Francia e incluso Alemania; ahora en esa planta baja se ubica un local de venta de comida china y una tienda de ropa, el resto de los pisos se observa en el olvido.
ERA EL CENTRO SOCIAL DE TORREÓN
Precisamente sobre esos locales comerciales se ubica el balcón principal del edificio, piezas a punto de caer y metal oxidado mantienen la estructura de aquel sitio, en el que Venustiano Carranza habló a la gente de Torreón como Primer Jefe Revolucionario en octubre de 1915, un discurso que enmarcó al Hotel Salvador como centro de la vida social de la época.
Después de la década de 1980 el edificio del Hotel Salvador, al igual que gran parte de los más de 70 inmuebles que componen el patrimonio histórico de la ciudad, comenzó a caer en el abandono de parte de autoridades y de sus propietarios, el lugar intentó ser revivido más tarde con la franquicia de un nuevo hotel, pero cerró sus puertas nuevamente al poco tiempo, dejando paso a los establecimientos de la planta baja que aún se mantienen.
No existe actualmente un proyecto para negociar su rescate o al menos sus reparaciones urgentes con los propietarios del lugar de parte de las autoridades.
