Permanecen vigentes

Los mariachis de La Laguna han vivido a la par de la región los altibajos provocados por la inseguridad, así como los desafíos presentados por la situación económica, sin embargo, gracias a su perseverancia e innovación se han logrado mantener vigentes entre los gustos de la población, como un grupo fortalecido que orgullosamente representa a La Laguna en todo el país desde hace más de 50 años, cuando con un humilde comienzo se originaron los primeros grupos de mariachi en la región.

Vestidos con sencillos trajes de charro hechos a mano, ataviados con sombreros y corbatas de moño y acompañados con sus instrumentos fue como a principios de los años 60 comenzaron a reunirse hombres provenientes de diferentes puntos de La Laguna que compartían un gusto en común: El mariachi.

Los primeros grupos cómo 'Los Gavilanes', 'Coahuila', 'Regional', 'Apache' y 'Los Madrugadores', se reunían en lo que antes era conocido como la 'zona de tolerancia', ubicada al poniente de la ciudad, sin embargo, poco después se cambiaron al cruce entre las calles Múzquiz y Matamoros, donde los grupos de tríos de bolero esperaban por clientela afuera de 'La Gota de Uva'.

Abdón Luna Espinoza, quien actualmente tiene 75 años, formó parte de esta primera generación de mariachis cuando en 1962 se unió al grupo 'Los Madrugadores' como cantante, poco tiempo después de haberse casado. Para él la música es una pasión que lo ha acompañado toda su vida, y desde los nueve años, cuando ganó el concurso 'Aficionados de los ejidos', organizado por la estación de radio XEDN, decidió que esto era a lo que quería dedicar toda su vida, por lo que más tarde dejó su hogar en el ejido El Perú para probar suerte en Torreón.

En un principio comenzó a trabajar como peluquero, pero más tarde recibió la invitación de un amigo para unirse a su primer grupo. Hoy a los 53 años de trayectoria Abdón ha realizado giras por el país y se ha ganado el respeto de sus compañeros, pues sigue acudiendo todas las noches a trabajar. "Yo nací para esto y soy muy feliz cantando. Tengo la certeza de que podrán ir y venir muchas modas, pero el mariachi será inmortal porque es una tradición muy grande".

Sin embargo, lograr mantener este patrimonio en La Laguna es algo que no siempre ha sido fácil, pues como comenta Sergio López, presidente del sindicato de mariachis y miembro del grupo 'Regional', su trabajo los lleva a enfrentar algunos riesgos, ya que se exponen totalmente a la situación de inseguridad que impere en la ciudad. Es por esto que desde hace cuatro años decidieron dejar su antigua base para ubicarse afuera de un conocido centro comercial situado en el cruce de bulevar Independencia y calle 12.

"Fue una época muy complicada; porque no teníamos nada de clientela y se enfrentaba una situación económica difícil, además que ahí nos tocó ver gente pasar con armas, o que nos amenazaran y por eso finalmente decidimos cambiar nuestra base y tras analizarlo un tiempo escogimos este punto. Al principio no fue sencillo poder establecernos aquí, pero lo dialogamos y logramos llegar a un acuerdo para que finalmente las autoridades y las personas del centro comercial nos apoyaron, de igual forma, lo que nos fortaleció mucho fue el contar con el apoyo de los mismos clientes que cuando pasaban nos felicitaban y nos decían que cambiarnos fue la mejor decisión. Hoy nos da mucho gusto que aunque todavía no se recupera por completo la situación, ya ha mejorado bastante", cuenta Sergio.

El músico destaca que los grupos de mariachi hay gente muy preparada que busca dar siempre las mejores presentaciones y estar actualizados en los gustos de los clientes con las rancheras, los sones o incluso las canciones de banda. "Muchas personas piensan que nosotros, los mariachis, somos gente que no estudió, pero realmente aquí hay licenciados, ingenieros, contadores entre muchas otras profesiones", asegura.

Como parte de una familia que generación tras generación ha estado conformada por músicos, José Carlos Diaz sintió desde pequeño la inquietud por adentrarse en el mundo de la música, por lo que con la asesoría de su padre, a los seis años comenzó a aprender a tocar la trompeta, instrumento que para los doce años ya dominaba junto con la lectura de notas musicales.

Poco a poco los estudios de José fueron avanzando y cuatro años después ya tocaba en la Orquesta Sinfónica de Salvador Jalife, mientras que colaboraba con la Camerata de Coahuila.

"Mi mayor influencia siempre ha sido mi padre, todo lo que sé de música ha sido gracias a él y siempre ha sido alguien a quién admiro mucho".

Desde joven José Carlos siempre se interesó por su preparación. A la par de trabajar como mariachi cursó la preparatoria y más tarde una licenciatura en derecho. Ejerció la carrera durante algunos años, aunque finalmente su amor por la música prevaleció. Actualmente, enseña música en diferentes escuelas de la región.