ENTREVISTA DE TRABAJO
Una entrevista de trabajo es casi igual a hablar en público. Para tener éxito es necesario practicar tanto como te sea posible. Siempre déjale saber al entrevistador que tú quieres el trabajo.
Los entrevistadores pueden detectar la ansiedad en tu actuación… ¡evítala, sobre todo si te atropellas al hablar! Tú puedes ser la persona idónea para ocupar el puesto, pero algo que dices o haces puede perjudicarte. Quizá no te hayas dado cuenta cuál fue tu desacierto.
LA PREPARACIÓN
Haz una lista de preguntas que pienses que te van a hacer, comienza con las más usuales y agrega las que serían apropiadas al giro de la empresa.
Estas son algunas preguntas que debes hacerte:
¿Eres demasiado concisa? Pon más atención al entrevistador.
¿Se le nota que espera más información?
¿Hablas demasiado después de exponer tus razones?
¿Las enfatizas agregando explicaciones de más?
¿Tienes algunos tics nerviosos?
¿Te rascas la nariz o la cabeza?
¿Juegas con tu pluma o la muerdes?
¿Carraspeas?
Al finalizar tus comentarios, agregas expresiones como: ¿Me entiende? "Ajá", "este…".
Al enumerar tus experiencias de trabajo, ¿lo haces con demasiada autoridad?
Estos movimientos pueden distraer o molestar a tu entrevistador.
Cuando se le pregunta a algún gerente de cómo selecciona a la persona indicada entre las candidatas igualmente calificadas, es probable que pueda contestar con estas palabras: "Por química", "buena latida" o "intuición". Tú puedes reducirla a "encajar".
Otra importante variable en la entrevista para un trabajo es el entusiasmo. ¿Quieres ocupar el trabajo más que otras candidatas? Eso les importa a los reclutadores. Necesitas probar que estás más interesada y dispuesta a obtener el empleo, ¡no seas tímida!
Algunas veces no importa lo bien que encajes en esa posición, no lograrás colocarte en la empresa. Cuando esto suceda, consuélate y sigue adelante con tus planes buscando la empresa que satisfaga tus expectativas.
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Por: Profra. Pilar D. R. de López