El silbatazo final del árbitro Armando Archundia supo a los aficionados tuzos como un detonante, una invitación a la alegría. A poder corear los nombres de cada uno de sus ídolos y emocionarse hasta las lágrimas por una copa y no por el sufrimiento de lo que significó la final.
El silbatazo final del árbitro Armando Archundia supo a los
aficionados tuzos como un detonante, una invitación a la
alegría.
A poder corear los nombres de cada uno de sus ídolos y
emocionarse hasta las lágrimas por una copa y no por el
sufrimiento de lo que significó la final.Gana Pachuca el cuarto campeonato de su historia, ante San Luis
. 21 de mayo de 2006. Foto: EFE, NTX., AP
publicada el 22 de mayo de 2006