La gente se asoma pero no se ve por ningún lado a Guillermo Anaya Llamas. Los menores cuestionaban a sus padres, preocupados por el sufrimiento de aquel hombre semides-nudo al que los soldados habían despojado de sus ropas y golpeaban, sin importar que cargara una cruz de madera de casi 30 kilos.
15 de 24
»
La gente se asoma pero no se ve por ningún lado a Guillermo Anaya Llamas. Los menores cuestionaban a sus padres, preocupados por el sufrimiento de aquel hombre semides-nudo al que los soldados habían despojado de sus ropas y golpeaban, sin importar que cargara una cruz de madera de casi 30 kilos.
La gente se asoma pero no se ve por ningún lado a Guillermo Anaya Llamas. Los menores cuestionaban a sus padres, preocupados por el sufrimiento de aquel hombre semides-nudo al que los soldados habían despojado de sus ropas y golpeaban, sin importar que cargara una cruz de madera de casi 30 kilos.Foto: EL SIGLO DE TORREÓN
20 DE MARZO DE 2005