El vestuario fue igual de colorido y desenfadado que en sus inicios, su pelo estuvo revuelto y hasta desvistió a un joven que se encontraba en las primeras filas como en sus años “mosos”; pero lo que definitivamente sí cambió fue el cariño que ella le otorgó a “la raza lagunera”, la que le aplaudió cada uno de sus desenfrenados movimientos y que le gritó con el corazón en la mano “¡inocente, inocente!” .
El vestuario fue igual de colorido y desenfadado que en sus inicios, su pelo estuvo revuelto y hasta desvistió a un joven que se encontraba en las primeras filas como en sus años “mosos”; pero lo que definitivamente sí cambió fue el cariño que ella le otorgó a “la raza lagunera”, la que le aplaudió cada uno de sus desenfrenados movimientos y que le gritó con el corazón en la mano “¡inocente, inocente!” .Fotos:El Siglo de Torreón 06 de marzo 2005
publicada el 06 de marzo de 2005