Esta, y otras circunstancias (como la unión y la armonía con la que el público hizo frente al enorme desorden y falta de recursos), convierten a Woodstock en un fenómeno imposible de duplicar. "Es como pedir que caigan dos rayos en exactamente el mismo punto. Es imposible que se repita", remata Zax.Conocido en el mundo entero como un festival de música único por su magnitud y el espíritu de unidad y paz que reflejó, Woodstock ha sido, efectivamente, irrepetible. El 50 aniversario, que prometía ser un espectáculo inolvidable, ha quedado reducido a un puñado de eventos de escasa envergadura.
Autor: ARCHIVO/INTERNET, publicada el 13 de agosto de 2019