Pittamiglio encontró que la alquimia casaba también con su estilo de vida, marcado por la necesidad de esconder su homosexualidad ante una sociedad de principios de siglo XX especialmente conservadora.
De su casa Humberto logró hacer un templo donde se dedicó a buscar la paz que ansiaba, aunque para ello pasó prácticamente toda su vida ideando y construyendo en él nuevas salas, torres y patios.
1 de 8
»
Pittamiglio encontró que la alquimia casaba también con su estilo de vida, marcado por la necesidad de esconder su homosexualidad ante una sociedad de principios de siglo XX especialmente conservadora.
De su casa Humberto logró hacer un templo donde se dedicó a buscar la paz que ansiaba, aunque para ello pasó prácticamente toda su vida ideando y construyendo en él nuevas salas, torres y patios.
Pittamiglio encontró que la alquimia casaba también con su estilo de vida, marcado por la necesidad de esconder su homosexualidad ante una sociedad de principios de siglo XX especialmente conservadora.
De su casa Humberto logró hacer un templo donde se dedicó a buscar la paz que ansiaba, aunque para ello pasó prácticamente toda su vida ideando y construyendo en él nuevas salas, torres y patios.En la rambla montevideana, el Castillo Pittamiglio lleva un siglo cautivando a vecinos y turistas con siniestras esculturas, torres desparejas y leyendas sobre su difunto dueño, un excéntrico alquimista que, aunque lo legó a la ciudad, prometió en su testamento volver a morarlo después de resucitar.
Fotos: EFE