Riéndose, el Santo Padre se mostró determinado a hacer volar a los blancos símbolos de la paz. Él mismo tomó, sonriendo, una de las palomas, mientras un asistente le ayudaba a poner en libertad a la otra. Las aves, que hicieron reír a los asistentes y al Papa, sobrevolaron brevemente la Plaza San Pedro... para finalmente regresar al estudio papal.
Riéndose, el Santo Padre se mostró determinado a hacer volar a los blancos símbolos de la paz. Él mismo tomó, sonriendo, una de las palomas, mientras un asistente le ayudaba a poner en libertad a la otra. Las aves, que hicieron reír a los asistentes y al Papa, sobrevolaron brevemente la Plaza San Pedro... para finalmente regresar al estudio papal.Fotos: Archivo de El Siglo de Torreón. 2 de abril de 2009.
publicada el 01 de abril de 2008