Aunque no será solo económico el desafío del próximo invierno con esta alta costura, a la que los renacentistas Botticelli, Leonardo da Vinci y Jan Van Eyck aportaron inspiración, y destinada sin duda a alimentar a creadores y modistos venideros.Si bien esta pequeña connotación podría costear los suntuosos bordados y las materias preciosas que adornarán el Dior del invierno 2007.Es más, su moda será, en realidad, imposible de llevar para la humana media del planeta Tierra. Incluso millonaria.Portadoras de gigantescos vestidos de piedra nacarada en rosa, oro y turquesa, bajo cascos de bronce con orejas o con ojos, al son de Carmina Burana.
Cierto, su moda no será siempre fácil de llevar.Mujeres con trompetas medievales adornando el tocado de una falda verde manzana Alicia de las Maravillas con voluminosos tops y boleros damero, amarillo y lila, rosa y amarillo o turquesa y amarillo, a juego con medias y zapatos puntiagudos, cada uno de un color, con tacones de cristal transparenteLes había ofrecido mujeres de otras galaxias, Juanas de Arco de tiempos y países desconocidos, guerreras con brazos metálicos, coronas de cristal y ruidosos trajes de noche de escamas color de agua.Se limitó a dar unos pasos sobre la calzada de piedras, bordeada a ambos lados de setos muy cuidados sobre la que acababan de precederle doncellas de inauditos lugares, antes de volver a su nave y partir, dejando a su público admirado todavía por el regalo de tanta belleza y originalidad.El viaje le había dejado visiblemente cansado y parecía todavía algo ausente o, más bien, lejano de esta pobre humanidad que tenía sentada a sus pies.Esta vez no recorrió su pasarela de principio a fin, como gusta hacer tras cada desfileProcedente de otras estrellas, en cualquier caso, el modisto gibraltareño fue ovacionado como nunca, tras haber sido aplaudido a lo largo de todo el desfile, casi en cada uno de sus pases, algo muy poco habitual.Ligeramente tambaleante, sujeta la escafandra entre su brazo derecho y la cintura, apareció el artista, sobre ese nuevo mundo que descubría, o recién llegado al suyo, que es el nuestro.El modisto John Galliano ofreció uno de los momentos sublimes a la historia de la moda, con un desfile de alta costura Christian Dior para el otoño-invierno 2006-2007 que él mismo cerró, vestido de astronauta recién llegado a/de un planeta desconocido.