Fotos: Ramón Sotomayor y Ángel Padilla. 31 de julio 2005.


La afición albiverde recibió a Pumas como se merece, con un “goya” un poco modificado en su final, que en realidad termina siendo una remembranza a las progenitoras de los auriazules. El calor en la cancha hizo que hasta el más aventurado sacara su último recuerdo de Mazatlán para cubrirse del sol, mientras que en la tribuna aparecía Héctor “El Ruso” Adomaitis, que aún levanta a la afición por los recuerdos que dejó en este estadio.

Y así, sin decir “comenzamos”, dio inicio la inauguración. De las alturas bajaba ese personaje misterioso, que terminó siendo el mismo “Dios del Futbol”, el guerrerito apareció con un nuevo look, con trenzas y nuevo taparrabos y las guerreritas entusiasmadas bailaban en torno a una estrella que este “Dios” trajo para la Comarca Laguna.

Aquí el Guerrerito con nueva imagen.




Mientras Junior César intentaba, en base a su velocidad, llevarse a los jugadores, Jair peleaba los balones de todos los modos, posterior a la expulsión de Vuoso. Con marcas escalonadas, el “Pony” no pudo trascender como siempre en los partidos, sin poder enviar sus venenosos centros.

Tanto el guaraní como el capitán Joaquín Beltrán fueron una estampilla pegajosa de Vuoso, a quien no le permitieron ningún tipo de libertades. A pesar de la marca, el argentino logró conectar varios cabezazos hacia el marco rival, aunque ninguno con la dirección y fuerza indicada. En un remate chocó con Israel Castro, quien salió con un corte en la cabeza, pero pudo finalizar el encuentro.





Empató a los 54 de tiempo corrido Rodrigo “Pony” Ruiz, con impecable derechazo que venció la estirada del arquero Sergio Bernal, al anidarla en el ángulo superior izquierdo. Cuatro minutos antes del silbatazo final, Cardetti firmó los tres puntos, al definir solo ante el arquero sustituto Pedro Hernández en fuera de lugar.