Cada día estará abierto a todos los visitantes que quieran confrontarse con uno de los períodos más oscuros de la historia moderna.
Aquí autoridades que asistieron a la inauguración del monumento.
Los alemanes debieron confrontarse abruptamente con su pasado, cuando se descubrió que la empresa contratada para proteger la superficie de las columnas resultó ser la heredera de otra que fabricó el gas Zyklon B, usado en las cámaras de gases para el extermino de los judíos.Nadie protegerá las columnas del monumento.Un poco más allá el Reichstag, cuya cúpula coronada con la bandera de la Unión Soviética marcó la imagen final del nazismo. Todo aquí, en el centro de Berlín, recuerda la historia alemana y desde hoy su principal pesadilla, el intento de los nazis de aniquilar el pueblo judío.La sensibilidad provocada por las columnas y su objetivación concreta en el Centro de Documentación subterráneo, con algunas historias de víctimas del Holocausto, se complementan perfectamente.Se debe pasear por los estrechos callejones que dejan las columnas, sobre una superficie ondeada, pero el recorrido mismo tampoco tiene una senda establecida: se trata de errar por dentro del extraño paraje en la dirección que se quiera.Muchos criticaron el carácter "monumental" de la construcción, su falta de significado "directo", su negativa a incluir aclaraciones de ningún aspecto.Las dos mil 711 columnas de hormigón siguen el diseño del arquitecto judío estadounidense Peter Eisenman, que debió esperar seis años e infinidad de discusiones para terminar su obra.Seis millones de judíos perecieron en el Holocausto nazi, bien fuese en las cámaras de gas, en experimentos médicos, por falta de alimentación o en otras circunstancias similares.El lugar atrae ya a los visitantes, pese a una valla de metal que los mantiene a distancia, y que será desmantelada el jueves, cuando se abra al público el Monumento a los Judíos Asesinados de Europa.Durante 28 años, el lugar estaba ubicado en la tierra de nadie que se extendía tras el muro de Berlín erigido por las autoridades del lado comunista para impedir que sus ciudadanos se marchasen hacia el lado occidental.El terreno está cerca de la casamata donde pasó sus últimos días Adolfo Hitler.Aquí el presidente alemán Horst Koehler y su esposa Eva.El interior del monumento es irregular, con losas inclinadas que intentan recordar la desorientación de las víctimas del Holocausto. No hay placa, inscripción ni estatuas que sugieran a los visitantes lo que deben pensar o sentir.El presidente del parlamento, Wolfgang Thierse, se sumó a numerosos dirigentes judíos y al canciller Gerhard Schroeder para la ceremonia inaugural al pie del extenso monumento, erigido cerca de la famosa Puerta de Brandemburgo, en el centro de la ciudad.Tras años de debates y retrasos, Alemania dedicó el martes un monumento nacional al Holocausto, un plano ondulante de cemento sobre un lugar que resuena con el terror de la historia alemana y la vitalidad del Berlín reunificado.