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Ensayo sobre la cultura / ¡ECOLOGÍA CULTURAL!

José Luis Herrera Arce

Para el día de muertos han querido cometer un crimen más en contra de la cultura. Nuestros grandes políticos una vez más, en lugar de fomentar lo que el pueblo desea, ponen todas las trabas posibles para que el arte se desarrolle, como si ni siquiera pudiese hacerse afuera del sistema ya que el sistema está muy ocupado en servirse con la cuchara grande del presupuesto cultural en lugar de hacerlo servir para que la ciudad en ese sentido crezca y se desarrolle. Han cerrado la casa del artista, porque los intereses ecológicos así lo determinan, porque el ruido, este tremendo ruido, molesta a los vecinos, molesta a los políticos, molesta a la ciudad. Si el ruido se produjera a las dos de la mañana estoy de acuerdo, ese es el ruido que producen los antros y tan campantes; pero si es un ruido que se produce durante el día, que más da si produce la obra de arte. Si, ya sé, estoy de acuerdo, para disfrutar del arte hay que tener una conciencia trascendental; a estas alturas, el aquí y el ahora es lo que contenta a algunas personas, ese aquí y ahora que intenta ahogar la conciencia a través del vicio, de la droga, de la riqueza, del glamour de los objetos que a final de día dejan un hueco en la conciencia. El arte no sirve para nada; el lujo lo suplanta , ese lujo que piensa que por traer colgado del cuello un objeto de metal con vidritos, o los dedos llenos de anillos a la manera de algunos raperos; lo único que indica es a los extremos que puede llegar un imbécil para hacer lucir una vida vacía.

Ser humano es otra cosa; ser humano es tener una necesidad estética; y una necesidad de conocimiento y una necesidad de sentido y una necesidad de trascender. ¡Ser humano! , ahí está la historia y lo que rescata la arqueología; monumentos, documentos, los cacharros que un día usaron las personas y que nos dicen de su forma de vivir y de sus aspiraciones. Arte, arte , es lo que rescata la humanidad de la historia y lo pone en los museos para que las nuevas generaciones se den cuenta de lo que la humanidad es capaz de producir. Por eso se perpetúan los nombres de Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci, por eso nuestra triada de muralistas es una hito en todos los sentidos de nuestra vid cultural, por eso en las escuelas nos hacen aprender los nombres de Cervantes y de Shakespeare; por eso Se escriben libros sobre Monet. Por eso una de las más maravillosas épocas de la historia ha sido el siglo de Pericles, y alguien que expandió la cultura ateniense antes que los romanos fue Alejandro, el gran Alejandro, no solo por lo que conquistó, sin o por la cultura que reprodujo.

Arte, arte y más arte, en el pasado esa era la manera de pensar, recién salidos de la revolución nuestro secretario de educación destinó todas las paredes de los edificios públicos para que se pintaran, y Pellicer lo acompañaba a repartir libritos de pastas verdes en todas las barriadas; una nación en marcha es algo más que máquinas que producen y no piensan. Porque pensamos producimos y asimilamos y le gritamos al mundo quienes somos, pero con muchas más voces que las de Paz, Rulfo, Fuentes, sobre todo en los tiempos modernos donde los artistas han proliferado y donde la provincia ha comenzado a brillar y lo que Se necesita es un impulso, más impulso, una catapulta que parece ser que los encargados de promover nuestro arte no se enteran.

Como si el presupuesto cultural sirviera para mantener a unos cuantos de la familia y los que verdaderamente trabajan en producir la obra tuvieses que andar como pordioseros de puerta en puerta o vendiendo su obra o tratando de que les den apoyos para poder continuar adelante. Si los institutos o consejos o direcciones de cultura no son lugares donde se nos pueda imponer el qué pensar, sobre todo cuando las personas que los manejan no han demostrado mucho su desempeño en los campos de las artes; y mucho menos su conocimiento general sobre lo que es la cultura.

Al artista lo que le hace falta es el promotor, y a la ciudad lo que le hace falta es el arte. No sólo el que nos viene de fuera (que ese por lo general paga para utilizar las instalaciones de la ciudad) sino el que producimos nosotros mismos porque esa es la forma de conocernos, de analizarnos, de hacer aflorar la conciencia, de enorgullecernos, de representarnos, de gritarnos a nosotros mismos que somos algo más animales hechos para la muerte.

Así como existe una ecología ambiental también existe una ecología cultural que son todos aquellos elementos que se ligan para darle un sentido a la vida de las ciudades y de las naciones. Esta ecología en nuestro país es constantemente agredida; el comercialismo la corrompe y nuestras autoridades lo permiten. Nuestros diputados deberían de entender que no es visitándose de payaso como van salvar la cultura nacional (que primero tendrían que conocer) (¿Aztecas en Coahuila? Eso es desconocer la historia y por qué en saltillo hay una calle que se llama Xicontencatl, y un barrio de San Esteban de la nueva Tlaxcala), (si no siguen cometiendo más estupideces, algún día volveré a escribir un artículo sobre ello).

Hay que recuperarnos como pueblo productor de cultura y de arte. Veintitantas universidades que nos rodean y todas ellas tan apáticas, tan calladas, tan conformadas con ofrecer títulos a profesionistas ilusos. El silencio permite que lleguemos a estos extremos que los medios de comunicación masiva acaben con todos los demás tipos de cultura y que por parte de las autoridades se conformen con lo poco que dan como para que no digan que no dan.

Pero el alma humana vibra, el alma humana protesta, si estamos invadidos por la música chatarra, por los ritmos básicos anodinos, por las letras insulsas, por la piratearía, por el sexo, por la droga, por la cultura de la muerte, por todas esas cosas que son perjudiciales para nuestra ecología cultural; ¿¿¿¿dónde están nuestras autoridades que velan por mantener virginal nuestra ecología cultural???? Salieron a ver si se ponen de acuerdo con Televisa y demás.

Las nuevas generaciones ni siquiera conocer la música tradicional mexicana, la que por siempre se produjo en lugares como Yucatán o Chiapas; es más pregúntenles lo que es una redova y a ver si aciertan. Ayer vi un programa de televisión donde un argentino se fue a buscar la música norteña a Guadalajara.

Pero así andamos. La pérdida de valores tiene toda su razón de ser en esta agresión constante en contra de la cultura municipal y nacional. Valor es aquello que n os sirve para conseguir algo; en este caso la realización humana.

Hay gente que no dejara de rebuznar toda su vida. ¿Qué hiciste hombre con los talentos que te di?

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