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PERSONAJES EN LA HISTORIA DE MÉXICO

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"RECORDANDO A ESCRITORES DE COAHUILA Y ZACATECAS". No. 21.

El Lic. Rafael del Río Rodríguez, nació en Saltillo, Coah., el 25 de febrero de 1915, hijo de D. Luis del Río y Doña Josefa Rodríguez.

Hizo sus estudios en Saltillo y luego se fue a la Ciudad de México, y en 1940, junto con un grupo de amigos literarios, como Jesús Flores Aguirre, publicaron "PAPEL DE POESÍA", que distribuían en varios países de Centro y Sudamérica.

En 1944, se vino a radicar a Torreón, donde impartía una clase de literatura en la Preparatoria Venustiano Carranza, donde era muy estimado por sus alumnos. Después, fue Secretario y Tesorero de la rectoría de la Universidad Autónoma de Coahuila, a donde lo llevó su amigo, el Lic. Felipe Sánchez de la Fuente, que era rector de ese plantel.

Escribió poesía y en 1937 publicó "ANTENA" con algunos de sus primeros poemas; en 1938, "Estío sin Ella", con 8 poemas; en 1941," UN OTOÑO", con 7 poesías; en 1945, "Sitio en la Rosa", con 6 poemas; en 1941, "UN OTOÑO", con 7 poesías; en 1945," Sitio en la Rosa", con 6 poemas. Los últimos 3 libros los recopiló el Republicano Ayuntamiento de Torreón en una edición con el título de "SITIO EN LA ROSA". Además, en 1955, publicó una semblanza crítico-literaria, "Poesía mexicana contemporánea"; ese mismo año de 1955, "Epica del Desierto, con unos poemas; en 1971, "Vieja y nueva imagen de López Velarde", ensayo, y completó el año con "Prosas olvidadas".

En la Revista "Nuevo Cauce" Número 2 de octubre, noviembre y diciembre de 1965, publicó un artículo dedicado a "ÁLVARO RODRÍGUEZ VILLAREAL", que en parte dice:

"CUANDO JORGE MANRIQUE, el famoso autor de aquellas Coplas a la muerte de su padre, el Maestro Santiago, que son consideradas como un modelo clásico de la poesía gnómica y sentenciosa, tan de moda en el todavía muy religioso Siglo XV español, dijo, en frase que por su fácil asimilación ha rodado en muchas bocas y es invocada frecuentemente cuando se desea hacer referencia a una reflexión de tipo filosófico a la que el común de la gente es muy afecta, en circunstancias que revisten alguna de gravedad: "NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS QUE VAN A DAR A LA MAR, QUE ES EL MORIR", no quiso referirse, cabe la suposición, sino a un modo de cumplir ese destino inexorable a que está sujeto el discurrir humano y que es el ser río, es decir, cosa pasajera; valiéndose de un simil cuya belleza aparente es, sin duda, la razón de su éxito; pero, en realidad, la propiedad de la comparación es tan válida que no cabe ninguna suerte de especulación, salvo que de ese propio aserto se pueden obtener conclusiones amplias, o mejor dicho, aprovechando la similitud invocada, llegar a establecer que lo único que modifica, pero no invalida la afirmación, es la variante de esos ríos; por que, y a esto es a donde quiere llegar esta sorites, la diferencia, la única gran diferencia, es la configuración de esos ríos, y en este punto cabrían tantas definiciones, que no me detendré a hacer ninguna de ellas, dejando el libre ejercicio de nuestras mentes esta ocupación".

Establecido el procedimiento anterior, quiero referirme, ahora, a la vida y obra de un destacado, aunque no debidamente conocido y divulgado poeta nuestro, es decir, lagunero, el Doctor Álvaro Rodríguez Villarreal, y puesto que hemos hablado de similitudes entre vidas y ríos, diré que la vida de Álvaro ha sido un río que si no caudaloso y de aguas desbordantes y agitadas, si por lo menos de amplio cauce y de firme curso, pues su obra material, es decir, el quehacer de su responsabilidad vital, ha sido cumplido con holgura, toda vez que en el mundo de su profesión y aún en el de las actividades económicas, ha logrado establecer positivos éxitos, y su actividad intelectual, aunque esporádicamente manifestada, ha conseguido también un señalado sitio con la publicación de sus libros: "Narciso Liberado", y las historias de Juanitoa que me referiré más adelante, no sólo en nuestras letras lares, sino dentro del panorama nacional".

"...Aunque no estrechamente identificado con el grupo de personas que editamos "CAUCE", pero sí formando parte de un activo núcleo de médicos a quienes tocó el impulso de los poetas mencionados. Álvaro respondió al mismo, algunos años más tarde, recogiendo en un pequeño volumen, los versos que había venido escribiendo desde hacía mucho tiempo, algunos de los cuales ya habían sido publicados en periódicos y revistas literarias, y al hacerlo, quiso justificarse con un título y un prólogo que revelan un aspecto relevante de su personalidad y su carácter: la sinceridad: "NARCISO LIBERADO" quiere ser, así, para Álvaro, la decisión de revelar al mundo el producto de esa autoobservación y autovaloración de sí mismo que constituye el acto de hacer confesión pública de sus sentimientos personales, sobre todo cuando para él: "La poesía ha sido fuente de íntimas satisfacciones, inquietud y catarsis psíquica...".

  Por: José León Robles de la Torre

Busto en bronce del poeta, Lic. Rafael del Río Rodríguez, en la Calzada de los Escritores en la Alameda Zaragoza de Torreón, Coahuila, develado por el presidente municipal, Lic. Braulio Manuel Fernández Aguirre, en 1984.

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