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El país se cae a pedazos

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Vaya amanecer de este 2017. La escalada de aumento de precios del todavía monopolio energético (gasolina, diésel, gas y electricidad) ha desatado la furia y la zozobra general en el país que ha provocado bloqueos y protestas en distintas carreteras del territorio nacional, y sin justificación hechos delincuenciales donde turbas aprovechan el clima de crispación para cometer robos descarados a centros comerciales. Los actos de rapiña y asaltos tumultuarios que han ocurrido por decenas en esta semana en municipios conurbados y hasta en la propia ciudad de México son hechos que deben preocupar a la sociedad en general. El que la circulación de personas por diversas partes de la república haya sido interrumpida por los bloqueos, impidiendo la libertad de tránsito son eventos que deben ser tomados en cuenta debido a su gravedad: ¿dónde está el Estado?

El aumento que más inconformidad ha causado lo es obviamente el incremento a las gasolinas, que ha generado todo este pésimo ambiente. El promedio del incremento fue de un 20 %, golpeando el bolsillo de una enorme parte de la población mexicana que siente que los gobiernos destructivos de los setenta y ochenta están de vuelta. La conducción del gobierno del presidente Peña Nieto en el renglón económico ha demostrado que después de 4 años está disminuyendo sustancialmente el patrimonio de los mexicanos.

El horizonte para México parece lleno de nubarrones. Desde el pasado martes 8 de noviembre cuando se dio el triunfo de Donald Trump, todo parecía venirse abajo. El furibundo proteccionismo promovido por el mediático presidente electo norteamericano ha generado temor e incertidumbre que han impactado directamente en el tipo de cambio peso-dólar, propiciando las presiones inflacionarias de hoy. Los capitales no tienen mayor arraigo que su propio interés, y al verse México sumergido en estas circunstancias provoca que se vaya hundiendo sin piedad el valor de la moneda mexicana.

El desprecio de Trump hacia todo lo que tenga que ver con México y hasta la disparatada propuesta de la construcción de un muro a través de toda la frontera, no han hecho otra cosa que generar un porvenir ominoso para la economía nacional, que encuentra en los Estados Unidos el 80 % del destino de todas nuestras importaciones.

En resumidas cuentas, el futuro con Peña Nieto parece no tener remedio. Las finanzas de la nación están en su peor momento desde aquel caótico 1995. Cierto es que una parte importantísima del presupuesto nacional (entre el 25 % y 30 % aproximadamente) se obtiene de la venta del petróleo al extranjero y que Pemex cada vez extrae menos hidrocarburo, amén de la falta de inversión necesaria en esta paraestatal desde hace muchos años. Cierto es que la actual administración federal recibió el gobierno con un precio del barril que rondaba los 100 dólares y que éste se precipitó hasta llegar por debajo de los 20 dólares, propiciando una caída sustantiva en la captación de recursos para al erario.

Pero también es cierto que este gobierno ha seguido creciendo su gasto corriente y ha recurrido al endeudamiento para cubrir su gasto, y cierto que la gasolina antes recibía un subsidio. Pero es una verdad inquebrantable que el litro de Magna hace 4 años se vendía a $10.36 el litro y hoy vale $15.99, un 54 % de aumento. En verdad que el precio del barril de petróleo en el mundo ha subido de 20 a 40 dólares lo que presiona los precios internacionales de la gasolina, pero hace 4 años el barril valía 100 dólares a razón de 13 pesos por dólar (como cerró en 2012) arrojando un precio por barril de 1,300 pesos. Ahora el barril vale 40 dólares, por un devaluado peso de 21 por dólar, arroja un precio por barril de 840 pesos. Esto quiere decir que el gobierno de Peña vende hoy la gasolina Magna a 15.99 por litro, con un precio de barril internacional de 840 pesos, cuando en julio de 2012 valía el litro de gasolina 10.36 pesos con un precio de barril de petróleo en los ya señalados 1,300 pesos por barril. Las cuentas no se justifican, tan simple.

Además, los mexicanos hemos sido comprometidos en 4 años de tener un endeudamiento del 30 % del PIB (algo así como 5.3 billones de pesos) hasta un 45 %. Debemos un 50 % más que hace cuatro años.

El análisis puede continuar y los datos reforzarán la tesis de que este sexenio está agotado. Si se es justo, la conducción de las reformas estructurales por supuesto que darán a México un mejor futuro, pero el tiempo desgastó al gobierno que regresó diciendo que su experiencia demostraría que sabían gobernar mucho mejor que los anteriores. Cierto que el arribo de Trump es un infortunio para México y que no depende de los mexicanos, pero mucho se ha quedado a deber en el gobierno nacional que hoy hace que se mire como nuestro país genera la percepción de que se cae a pedazos.

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